Adiós a la mayor fábrica de amianto de Francia.

Sur el estrecho camino que serpentea a lo largo del acantilado en la ladera occidental del Cabo Córcega, el paisaje gris lunar contrasta extrañamente con el aspecto salvaje de la costa y la decoración de postal. Un imponente edificio con fachadas ennegrecidas por el tiempo domina el Mediterráneo, con su parte de silos destruidos y galerías siniestras. A primera vista, resulta difícil imaginar que este inmenso barco fantasma, que descendía por terrazas hacia el mar, fuera “el” buque insignia industrial de la isla y el mayor mina de asbesto de Francia. Cerró definitivamente sus puertas el 12 de junio de 1965. Sesenta años después, la fábrica de Canari (Alta Córcega), a la que los trabajadores habían dado el elocuente apodo de “infierno blanco”, se prepara a desaparecer del paisaje.