“Doctores del suelo”. Así se presenta Thibaut Déplanche, director general de Celesta-Lab. Con sede en Mauguio, departamento de Hérault, esta pequeña empresa con 14 empleados es un laboratorio especializado en el análisis de la vida del suelo. Asesora al mundo agrícola en el trabajo del suelo, gestión de su cobertura y fertilización, según sus objetivos de rendimiento, buscando una vida del suelo rica y equilibrada.
No podemos gestionar un suelo si no lo hemos medido y si no entendemos el mecanismo de nutrición de las plantas, el almacenamiento de carbono, la regulación del ciclo del agua.
“Cuando te hacen un análisis de sangre, te entregan un papel con números incomprensibles. Nuestro objetivo es traducir estos resultados, proporcionar un diagnóstico y recomendaciones basadas en los puntos débiles y fuertes identificados por nuestras mediciones para que esto sea viable para los agricultores. No podemos gestionar un suelo si no lo hemos medido y si no entendemos el mecanismo de nutrición de las plantas, el almacenamiento de carbono y la regulación del ciclo del agua”, cree este agrónomo consultor.
Fundado en 1996 por Xavier Salducci, Celesta-Lab ya ha producido 100.000 muestras. “Nunca hemos visto tierra muerta, pero en mal estado sí. En tres a cinco años es posible cambiar significativamente la vida, lo que no ocurre con la erosión, un proceso casi irreversible. No sabemos cómo producir tierra”, añade Thibaut Déplanche. Un suelo con mala salud biológica puede tener consecuencias directas sobre las plantas. “Por ejemplo, existe una estrecha relación entre la actividad biológica, la nutrición nitrogenada de la vid y la susceptibilidad de los frutos a los ataques”, estima el director general de Celesta-Lab.
Si bien, según este experto, cada vez más agricultores comprenden el beneficio de restablecer la actividad ecológica, este enfoque no está exento de dificultades. “Sabemos regenerarnos, pero debemos actuar de acuerdo con los objetivos de producción. A veces las necesidades del suelo entran en conflicto con las necesidades de la planta. Debemos apoyar a los agricultores midiendo el estado de su suelo para comprender de dónde viene el problema, priorizar las limitaciones y poner en marcha planes de acción para mejorar la fertilidad del suelo”, añade Thibaut Déplanche, considerando que también debemos ayudar a los agricultores a asumir riesgos. . “Necesitamos implementar programas de apoyo para compartir fallas y promover buenas prácticas”. En determinadas parcelas se favorecerá la cobertura vegetal. En otros, será más eficaz limitar la labranza o añadir abono.

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