China está viendo un nuevo aumento en los casos de COVID-19 en todo el vasto país, a pesar de su enfoque draconiano de “tolerancia cero” para hacer frente a los brotes.
BEIJING — China está viendo un nuevo aumento en los casos de COVID-19 en todo el vasto país, a pesar de su enfoque draconiano de “tolerancia cero” para hacer frente a los brotes.
La parte continental informó el lunes 214 nuevos casos de infección durante las 24 horas anteriores, con la mayoría, 69, en la provincia sureña de Guangdong, fronteriza con Hong Kong, que ha registrado decenas de miles de casos por día.
Se informaron otros 54 casos en la provincia de Jilin, más de 2.000 kilómetros (1.200 millas) al norte, y 46 en la provincia oriental de Shandong.
En su informe anual a la legislatura nacional el sábado, el primer ministro Li Keqiang dijo que China necesita “refinar constantemente la contención de epidemias”, pero no dio indicios de que Beijing podría facilitar la muy promocionada estrategia de “tolerancia cero”.
Li pidió acelerar el desarrollo de vacunas y “fortalecer los controles epidémicos” en las ciudades donde llegan viajeros y mercancías del extranjero.
La “tolerancia cero” requiere cuarentenas y cierres en comunidades enteras y, a veces, incluso en ciudades cuando se han detectado tan solo unos pocos casos. Los funcionarios chinos acreditan el enfoque, junto con una tasa de vacunación de más del 80%, por ayudar a prevenir brote, pero los críticos dicen que está cobrando un precio importante en la economía y evitando que la población desarrolle inmunidad natural.
No se informaron nuevos casos en Beijing y la ciudad volvió en gran medida a la normalidad, aunque se siguen usando máscaras en lugares públicos en interiores.
Un área que continúa sintiendo los efectos del estricto control de COVID-19 es el sector religioso. Tres de las iglesias católicas, templos budistas y mezquitas más famosas de Beijing declararon el domingo que se les ordenó cerrar en enero sin fecha de reapertura.
Incluso antes de la pandemia, dichas instituciones estaban bajo una fuerte presión de las autoridades comunistas para cumplir con las demandas del líder Xi Jinping de que todos los centros religiosos fueran purgados de influencias externas, incluida la apariencia física de los lugares de culto.
Los últimos números de casos diarios marcan algunos de los más altos desde el brote inicial en la ciudad central de Wuhan a fines de 2019 que se cree que provocó la pandemia.
Llevan el total de China a 111.195 con 4.636 muertes, según la Comisión Nacional de Salud. En la actualidad, 3.837 personas están recibiendo tratamiento por COVID-19, muchas de ellas infectadas con la cepa omicron.