El fabricante de implantes auditivos Cochlear luchará contra la Universidad de Pittsburgh en un tribunal estadounidense para defenderse después de que la universidad acusara a la biotecnológica australiana de infracción de patente.
Las dos partes han estado en desacuerdo desde finales de 2021, cuando Cochlear se vio envuelta en una acción judicial que alegaba que elementos de sus productos de implante Nucleus 6 y 7 violaban las patentes de tecnologías inalámbricas que posee la universidad.
Cochlear ha solicitado un juicio con jurado para resolver la disputa. Crédito:Coclear
En su reclamo inicial presentado en el Tribunal de Distrito de EE. UU. Distrito Oeste de Texas, la universidad dice que Cochlear debe pagar daños y perjuicios y que se le ordene pagar una regalía continua obligatoria por el uso de la tecnología.
Los dispositivos de implante coclear se componen de un implante quirúrgico y un procesador de sonido, que se comunican de forma inalámbrica a través de una bobina receptora para que el usuario pueda procesar el sonido.
La tecnología que permite que el implante se comunique con el procesador de sonido está en el centro del caso, y la Universidad de Pittsburgh afirma que tiene una patente sobre una “unidad de transferencia de energía inalámbrica” que se utiliza en los dispositivos Cochlear.
Sin embargo, Cochlear ha negado rotundamente las acusaciones y presentó su propia reconvención contra la Universidad de Pittsburgh. La biotecnología dice que las patentes de la universidad no son válidas porque Cochlear había desarrollado y utilizado la tecnología primero.
“[The] las alegaciones del demandante de que posee los derechos de la tecnología de Cochlear, fruto de décadas de trabajo incansable e inversiones masivas, son tan infundadas como sus acusaciones de infracción”, argumenta Cochlear en los documentos presentados ante el tribunal.
Cochlear está presionando para que se invalide la patente de la universidad, que se presentó en 2008, porque Cochlear ya tenía productos en el mercado que usaban la tecnología antes de que la universidad solicitara una patente.
El argumento de la Universidad de Pittsburgh “se basa en una lectura defectuosa de su patente que intenta engañar a la tecnología de forma inapropiada mucho más allá de lo que cubre la patente”, dice Cochlear.