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El centro de control de movimiento del cerebro puede haber tenido un papel clave en nuestra evolución

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El cerebelo puede haber tenido un papel más importante en la evolución humana de lo que se pensaba

BIBLIOTECA DE FOTOS DE CIENCIA / KATERYNA KON

La clave de la evolución humana puede haber estado en el fondo de nuestras mentes todo el tiempo, literalmente. Algunas de las mayores diferencias bioquímicas entre los cerebros humanos y los de otros primates se encuentran en el cerebelo, una región en la parte posterior del cerebro que a menudo se ha pasado por alto en los estudios evolutivos.

El hallazgo se suma a la creciente evidencia de que los cambios en el cerebelo han sido cruciales para el origen de la mente humana.

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Todos los animales con columna vertebral tienen un cerebelo, que participa en el control del movimiento.

“No está realmente asociado con muchas cosas que son exclusivamente humanas”, dice Elaine Guevara de la Universidad de Duke en Carolina del Norte. En cambio, los neurocientíficos que buscan explicar la evolución de nuestro cerebro han tendido a centrarse en la corteza, la capa exterior gruesa del prosencéfalo, especialmente la corteza prefrontal, que sustenta nuestra capacidad para decidir conscientemente qué hacer.

En los últimos años, algunos neurocientíficos han argumentado que el cerebelo ha cambiado más de lo que se pensaba durante la evolución humana, y que estos cambios pueden haber sido cruciales.

Guevara y sus colegas estudiaron el cerebelo y la corteza prefrontal a nivel molecular. Tomaron muestras de cerebro de humanos, chimpancés y monos llamados macacos rhesus, y extrajeron ADN de ambas regiones del cerebro.

El equipo miró para ver qué partes del ADN tenían pequeñas moléculas llamadas grupos metilo unidas. La metilación es un ejemplo de la llamada influencia epigenética en nuestros genes. Los patrones de metilación reflejan qué genes han estado activos e inactivos durante la vida de un animal, y varían entre las partes del cuerpo y entre las especies.

El equipo de Guevara descubrió que el patrón de metilación en el ADN humano era diferente al de los chimpancés y los macacos. Fundamentalmente, la diferencia entre especies fue mayor en el cerebelo que en la corteza prefrontal, lo que sugiere que hubo más cambios allí durante nuestra evolución.

No está claro qué hicieron los cambios de metilación, dice Guevara. Pero hay pistas interesantes. Se sabe que algunos de los genes en los que los patrones de metilación del cerebelo eran diferentes están involucrados en el cambio de la fuerza de las conexiones entre las neuronas, un proceso que se considera importante para el aprendizaje.

Algunos de estos también están asociados con diferencias en el desarrollo neurológico como el autismo y las condiciones neuropsiquiátricas como la esquizofrenia, las cuales pueden ser exclusivas de los humanos o al menos más comunes en los humanos, dice Guevara.

Referencia de la revista: Genética PLoS, DOI: 10.1371 / journal.pgen.1009506

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