A medida que avanza el juicio de Elizabeth Holmes por presunto fraude en su startup Theranos, la pregunta más importante es: cuando las máquinas de análisis de sangre de la compañía no funcionaron, ¿por qué no cambió de táctica? Los verdaderos empresarios fracasan pronto y con frecuencia. En cambio, la Sra. Holmes fue terca y eligió el engaño sobre el fracaso. Es una pena. A pesar de los fuegos artificiales de OPI y SPAC de hoy, la verdad es que en Silicon Valley la mayoría de las ideas fracasan. Diablos, la mayoría de las empresas fracasan. Más de la mitad de las inversiones de capital de riesgo son agujeros humeantes en el suelo. Afortunadamente, el éxito a menudo surge de las cenizas de la ruina.
Algo de historia de fracaso: Thomas Edison, el “Mago de Menlo Park” (Nueva Jersey, no California), tuvo más dificultades para encontrar un filamento para su bombilla incandescente. Probó con bambú, cedro y lino hasta que descubrió que el algodón carbonizado funcionaba. “No he fallado. Acabo de encontrar 10,000 formas que no funcionan ”, dijo Edison. Fallar hasta que lo consigas es mejor que fingirlo hasta que lo logres.
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