Globos de colores, una pancarta, dibujos, rosas rojas y una pequeña joya. Las madres y los pequeños pacientes han pensado en todo. Giovanna ArgoPediatra napolitano que trabajó durante 27 años. Castellammare.
Su traslado a una clínica de la capital dejó desanimadas a decenas de familias, que ayer se reunieron bajo su despacho, en la calle lateral de Tavernola, para despedirse de ella. Un boca a boca social que permitió organizar todo de la mejor manera posible y concertar una cita a las 15.30 horas bajo el balcón del pediatra. Una fiesta de despedida donde no faltan las lágrimas y las emociones. Después de todo, el médico, siempre sonriente y servicial, que venía todos los días desde Vómero recorría kilómetros para “sus” hijos, alrededor de 20 mil durante 12 a 14 horas al día. Empleada los primeros dos años en el departamento de Pediatría del hospital San Leonardo y luego 25 años como pediatra de familia. «Sentimos el deber de agradecer, sinceramente y de corazón – gritaron las madres al médico – por haber llevado el manto de “Superheroína” y habernos ayudado en momentos de desánimo, en noches de insomnio, llenas de ansiedades y miedos. . Lo hizo con competencia y profesionalismo, pero sobre todo con amor, paciencia y humildad, creando un vínculo emocional que va más allá de la relación normal entre médico y paciente.”
PERSPECTIVAS
En sus manos, algunos sostienen una pancarta: “Los superhéroes no usan capas, usan batas de laboratorio y nos salvan en nuestros momentos difíciles, 27 mil veces gracias”. Ella mira al balcón como una Julieta moderna y se conmueve. Hay al menos doscientas personas apiñadas en la acera, los niños en brazos, los mayores sostienen globos y algunos mensajes para el médico, los coches se detienen, el tráfico se detiene durante unos minutos. Se elevan los cánticos de “Argo, Argo, Argo” y luego cuando ella decide salir a la calle los niños le ofrecen sus dibujos y abrazos. Las madres intentan recapturar ese momento que no olvidarán fácilmente, para algunas tenerla como pediatra era una seguridad. Un apoyo para las nuevas madres, un hombro fiable en el que apoyarse durante las largas noches de los niños enfermos.
“No te abandono, me mudo – dijo emocionado el pediatra – Pero entiéndeme, estoy cansado, muy cansado”. con ella tambien rosalíala histórica secretaria de la clínica donde se reúnen cada día los pequeños pacientes. “Muchas de las madres que hoy están aquí les dio a luz y luego regresaron a ella para confiarle sus hijos”. Por otro lado, hace un tiempo la noticia de su traslado ya había alarmado a muchas familias que tenían en ella un referente seguro y que tuvieron que solicitar un nuevo médico para sus hijos. Ayer, a las 15.30, se interrumpió la historia de amor entre el Doctor Argo y las familias Stabiese, muchos niños todavía en el cochecito que participaban en la fiesta de despedida, sin saber que a partir de hoy habrá nuevas manos para cuidar de ellos.

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