Es una dinámica familiar y frustrante para quienes han seguido el conflicto entre el flanco derecho e izquierdo de los demócratas. A los progresistas nunca se les da crédito por mostrar su trabajo, en el mejor de los casos son románticos con ojos de estrella y, en el peor, peligrosamente tontos. Han rechazado de plano los riesgos asociados con el gasto deficitario y quieren utilizar los vastos recursos disponibles para el gobierno federal para destinar recursos a proyectos favoritos. (Rara vez se menciona que estos proyectos favoritos son cosas como el cuidado de la salud y la mitigación del clima). Los moderados tienden a recibir elogios por tomar la decisión difícil de no ayudar a todos los que podrían ser ayudados. Pero no hay nada objetivo en el enfoque presupuestario de Sinema; el suyo es sólo otro desempeño desgastado de seriedad fiscal, actualizado con algunos accesorios nuevos (si Microsoft Office puede llamarse “nuevo”).
Falta más en la historia: los demócratas, incluidos los progresistas, han propuesto una serie de aumentos de impuestos para las corporaciones y los estadounidenses ricos, que pagarían la mitad del presupuesto propuesto. El hecho de que Sinema, junto con otros demócratas moderados como Joe Manchin, hayan dificultado el pago de este presupuesto al oponerse a estos pagos. Sinema afirma estar rastreando muy de cerca cómo los demócratas pagarán por el gasto, pero no está usando ese trabajo para facilitar la aprobación del presupuesto, ni siquiera para diseñar un plan que sería más de su agrado. Ella es simplemente un obstáculo; un evasor de debates. Ella piensa que $ 3.5 billones es una gran cantidad, pero no puede decir por qué. Las preocupaciones de Sinema se presentan como de buena fe, a pesar de que no hay evidencia que sugiera que, mientras que los objetivos de la política progresista se caracterizan como fantásticos, a pesar de la falta de pruebas para esta afirmación.
Axios continúa afirmando que “la falta de claridad sobre cuánto durará cada programa ha frustrado tanto a los senadores como a los grupos presupuestarios externos”, sin señalar que las preocupaciones de demócratas como Sinema sobre el tamaño del presupuesto ya han llevado a los demócratas a tiempo. -limitar algunos programas. Sinema respondió a esto moviendo los postes de la portería: ¡Las ventanas de tiempo no están lo suficientemente claras ahora! Esto no es lo que hace alguien que actúa de buena fe.