Un hombre de Arabia Saudita recluido en la Bahía de Guantánamo, Cuba, durante más de dos décadas sin ser juzgado, fue liberado por el ejército estadounidense, lo que lo convierte en el cuarto recluso trasladado fuera de Guantánamo aproximadamente en el último mes.
La liberación de esta semana de Ghassan Abdullah al-Sharbi, de 48 años, a Arabia Saudita, y la liberación el mes pasado de dos detenidos a Pakistán y uno a Belice, indica que la administración Biden está acelerando sus esfuerzos para cerrar Guantánamo, o al menos reducir su población reclusa a solo aquellos que enfrentan cargos criminales.
Aproximadamente 780 presos han pasado por la prisión militar de Guantánamo desde 2002, y actualmente tiene 31 hombres. De esos, 17 nunca han sido acusados y su liberación está aprobada, pero permanecen tras las rejas mientras EE. UU. busca países para aceptarlos. En algunos casos, pueden ser repatriados a sus países de origen. En otros, pueden ser reasentados en otros nuevos.
Al-Sharbi había sido autorizado para su liberación durante más de un año, pero Estados Unidos continuó reteniéndolo durante otros 13 meses sin explicación.
Al-Sharbi, que hablaba inglés con fluidez y tenía un título en ingeniería eléctrica, era un “habilidoso fabricante de bombas” que asistió a una escuela de vuelo estadounidense, la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle en Arizona, donde “se asoció con dos secuestradores del 11 de septiembre”, según el Departamento de Defensa.
En marzo de 2002 fue capturado durante un allanamiento de una casa de huéspedes de al-Qaeda en Pakistán y en junio de 2002 fue enviado a Guantánamo, donde el tribunal militar intentó sin éxito procesarlo.
Al-Sharbi permaneció allí en detención indefinida, uno de los llamados prisioneros para siempre de Guantánamo, durante los siguientes 21 años.
En 2016, una junta similar a la libertad condicional describió a al-Sharbi como “en su mayoría incumplidor y hostil con los guardias”. También dijo que “tiene una fuerte aversión por Estados Unidos” y “les ha dicho a los interrogadores que volverá a participar en actividades terroristas” si es liberado. Con base en esa evaluación, Estados Unidos continuó reteniéndolo.
Pero en febrero de 2022, la junta determinó que al-Sharbi ya no era una amenaza significativa para la seguridad y podía liberarse con control de seguridad y restricciones de viaje. La junta basó su decisión en parte en “la falta del detenido de una posición de liderazgo o facilitador en al-Qaeda o los talibanes” y “mejor historial de cumplimiento en la detención”.
Es posible que Al-Sharbi finalmente sea admitido en un centro de rehabilitación y desradicalización de Arabia Saudita para yihadistas y extremistas musulmanes.
La transferencia de Al-Sharbi a Arabia Saudita sugiere que la administración de Biden está acelerando silenciosamente su trabajo para encontrar países dispuestos a aceptar a los presos de Guantánamo que han sido autorizados para su liberación. La oficina del Departamento de Estado que negocia esas transferencias de prisioneros, un proceso complicado, fue eliminada por la administración Trump, pero restaurada por el presidente Biden.
Guantánamo tenía 40 prisioneros cuando Biden asumió el cargo.