La ciudad de Nueva York ha sido la incubadora de logros artísticos, comerciales y financieros. Ha recibido a millones de personas que huyen de la pobreza y la dictadura en todo el mundo. Nunca ha tenido serios problemas hasta ahora.
La crisis fiscal de 1975 fue simplemente un caso en el que la ciudad pidió prestado dinero para cubrir sus gastos operativos, acumuló una gran cantidad de deuda cuando los bancos dejaron de prestar y finalmente necesitó ayuda federal para pagar su deuda. La cultura y el comercio no se vieron afectados de manera significativa.
Hoy es una historia diferente. La ciudad tiene más del doble de la tasa de desempleo nacional. Dado el número de inquilinos comerciales y residenciales que no pagan alquiler, es probable que la ciudad experimente una reducción significativa de los ingresos por impuestos a la propiedad, que representan más de un tercio de los ingresos municipales. Los hoteles y restaurantes están vacíos, la industria del entretenimiento cerró. Una gran cantidad de oficinas están vacías porque la gente se ha mudado fuera de la ciudad o está trabajando desde casa.
El Congreso ha sido generoso, asignando más de $ 12 mil millones al estado de Nueva York, $ 6 mil millones a la ciudad, $ 6 mil millones a la Autoridad de Transporte Metropolitano y $ 9 mil millones a las escuelas del estado. Pero eso no será suficiente para recuperar residentes y empleos.
La Legislatura estatal parece creer que la reactivación depende de más gastos gubernamentales, financiados con impuestos a los neoyorquinos de éxito comercial. No importa que el estado ya gaste más por persona que cualquier otro estado que no sea Alaska. Las propuestas para aumentar los impuestos sobre la renta personal, las ganancias de capital, las franquicias corporativas y el patrimonio no obligarán a las personas a invertir aquí o incluso a quedarse aquí. Una persona exitosa en Nueva York paga un 40% más en impuestos estatales y locales que un floridano.
.