Se pronosticaron condiciones de viento extremo descritas como potencialmente históricas para Nuevo México el sábado y durante los próximos días mientras cientos de bomberos y una flota de aviones y helicópteros trabajaban febrilmente para reforzar las líneas alrededor del incendio más grande que arde en los EE. UU.
Muchas familias ya se han quedado sin hogar y miles de residentes han sido evacuados debido a las llamas que han carbonizado grandes franjas de las Montañas Sangre de Cristo en el noreste de Nuevo México.
Los residentes en la periferia del frente cambiante del incendio tenían la esperanza de que todo el trabajo realizado en los últimos días para limpiar la maleza, instalar rociadores, tender mangueras y usar excavadoras para raspar las líneas evitará que el fuego llegue a la pequeña ciudad de Las Vegas y otros pueblos al norte y al sur.
“Hay incertidumbre y miedo sobre cómo los vientos afectarán el fuego día a día”, dijo Elmo Baca, presidente de Las Vegas Community Foundation.
“Una vez que las personas son evacuadas de un área, no pueden regresar, por lo que simplemente se preocupan”.
El incendio ha ennegrecido más de 262 millas cuadradas (678 kilómetros cuadrados) en las últimas semanas.
El inicio de la conflagración se ha atribuido en parte a un incendio preventivo iniciado por el Servicio Forestal de EE. UU. a principios de abril para reducir la vegetación inflamable. El incendio se escapó del control y se fusionó con otro incendio forestal de origen desconocido.
En todo el país, se han quemado cerca de 2,000 millas cuadradas (5,180 kilómetros cuadrados) en lo que va del año, siendo 2018 la última vez que se reportó tanto fuego en todo el país, según el Centro Nacional Interagencial de Bomberos. Y las predicciones para el resto de la primavera no son un buen augurio para el oeste, donde la sequía a largo plazo y las temperaturas más cálidas provocadas por la crisis climática se han combinado para empeorar la amenaza de incendios forestales.
Las áreas boscosas en el sur de Nuevo México, Arizona y Colorado también vieron un comienzo temprano con incendios que forzaron evacuaciones y destruyeron casas el mes pasado.
El comandante de incidentes Dave Bales dijo que los bomberos que trabajan en el noreste de Nuevo México se han centrado en proteger hogares y otras estructuras que guardan recuerdos sagrados de generaciones.
“Es difícil cuando veo tanta gente desplazada”, dijo, señalando que se han compartido muchos abrazos en la ciudad.
Las tripulaciones han visto eventos de viento extremo antes que generalmente duran un día, tal vez dos. Pero Bales dijo que este evento podría durar cinco o más días con ráfagas que superan las 50-60 mph (80-96 km/h). También advirtió que las llamas podrían transportarse hasta una milla de distancia.
“Este es un evento de viento extremo que no tiene precedentes”, dijo Bales.
Otro gran incendio forestal en Nuevo México se encontraba a 8 km (5 millas) del Laboratorio Nacional de Los Álamos, una de las instalaciones clave del país para la investigación nuclear y la producción futura de componentes de plutonio para armas nucleares.
Los equipos han quemado la vegetación antes del incendio en un esfuerzo por reducir su intensidad y el potencial de incendios puntuales. En el laboratorio, camiones cisterna, un helicóptero y equipo pesado están en posición y los bomberos patrullarán el perímetro si las llamas se acercan.