Restricciones fronterizas entre Estados Unidos y México no redujeron infecciones por VIH

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La propagación de infecciones por el virus de inmunodeficiencia humana 1 (VIH-1) aumentó a pesar de las restricciones en la frontera entre México y Estados Unidos durante la pandemia de COVID-19, según un estudio de cohorte prospectivo de usuarios de drogas inyectables no reguladas en las ciudades de Tijuana, México, y San Diego, California.

Los hallazgos de este estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de California en San Diego e Irvine, California, muestran que las medidas para restringir el tráfico en la frontera norte de México fueron contraproducentes, ya que los esfuerzos por contener la propagación del COVID-19 resultaron en un aumento de la transmisión del VIH-1 entre los usuarios de drogas inyectables.

“Nuestro análisis mostró que las epidemias de VIH en Tijuana y San Diego están entrelazadas y que el cierre de la frontera no afectó la frecuente mezcla viral entre los dos municipios”, escribieron los investigadores en un artículo publicado en The Lancet Salud Regional – Américas.

“De hecho, encontramos evidencia de crecimiento para uno de los grandes grupos en la frontera… y no encontramos evidencia de declive para el otro”, agregaron. Los investigadores utilizaron análisis filogenéticos para identificar grupos de transmisión local, incluidas secuencias genómicas del virus de 45 de los 49 usuarios de drogas inyectables con VIH-1 al inicio del estudio. Identificaron 16 grupos que incluían al menos una secuencia perteneciente a la cohorte.

“El objetivo general se basa en la observación de que había un tránsito considerable de personas a través de la frontera para el consumo de drogas, y pensamos que esto podría influir en la transmisión del VIH-1”, dijo el autor del estudio, Britt Skaathun, PhD, epidemiólogo de la División de Enfermedades Infecciosas y Salud Pública Global de la Universidad de California en San Diego. Medscape en español edición. “Nuestros resultados fueron sorprendentes ya que contradicen la creencia de que el cierre de fronteras reduciría la transmisión”.

“Es un estudio muy revelador porque aporta datos contundentes sobre cómo aumentaron las infecciones por VIH-1 durante el cierre de la frontera en estas comunidades, que son las más vulnerables a esta infección y a otras, como la hepatitis C. Son más vulnerables, sobre todo de este lado de la frontera”, señaló Clara Fleiz Bautista, psicóloga e investigadora en ciencias médicas del Instituto Nacional de Psiquiatría de la Ciudad de México, México.

El equipo de expertos reclutó a 622 individuos mayores de 18 años de tres grupos: residentes de San Diego que cruzaron la frontera para obtener drogas en Tijuana, así como residentes de ambas ciudades que no tuvieron que cruzar con el mismo propósito. Registraron la prevalencia basal del VIH-1 (8%) y las tasas de densidad de incidencia bivariadas a los 18 meses. Finalmente, aplicaron análisis filogenético para identificar clústeres de transmisión local, estimar su edad y número de reproducción efectiva.

En el grupo de residentes de San Diego que cruzaron la frontera para inyectarse drogas en Tijuana, la tasa de prevalencia del VIH-1 fue del 4%. Esta misma tasa de prevalencia se observó entre los consumidores de drogas residentes en San Diego que reportaron no cruzar la frontera para consumir drogas, mientras que en el grupo de residentes de Tijuana que tampoco cruzaron la frontera para consumir sustancias, la tasa de prevalencia del VIH-1 fue del 16%.

Entre los participantes que acudieron a una visita de seguimiento a los 18 meses y se les realizó una prueba de VIH-1, se identificaron nueve seroconversiones, con una tasa de incidencia de 1.36 (IC del 95%; 0.47-2.24). La tasa de incidencia de VIH-1 fue significativamente mayor entre los residentes de Tijuana en comparación con la de los residentes de San Diego que no cruzaron la frontera (diferencia en la tasa de incidencia, 0.03%) y en relación con los que salieron de esta ciudad (razón de la tasa de incidencia, 3.82; diferencia en la tasa de incidencia, 2.12).

Otro hallazgo relevante, como destacó Skaathun, fue que la incidencia del VIH-1 variaba significativamente según el género y la orientación sexual. La tasa era de 2,36 entre las mujeres cisgénero, 0,82 entre los hombres cisgénero, 21,7 entre las personas transgénero y no binarias, 1,23 entre las personas heterosexuales y 7,9 entre las personas que se identificaban como homosexuales, lesbianas o transgénero.

Los mexicanos son vulnerables

Fleiz advirtió que los casos de VIH-1 entre usuarios de drogas inyectables cerca de la frontera norte de México han aumentado, como lo documenta una investigación en curso que ella coordina para determinar la prevalencia de enfermedades infecciosas entre estas poblaciones fronterizas. Ella y su equipo señalaron que la prevalencia del VIH-1 en Tijuana aumentó del 4,5% al ​​12,0% entre 2019 y 2023, una cifra muy cercana a la que encontraron Skaathun y sus colaboradores (16,0%).

“Observamos una tendencia al alza en estas mismas comunidades de Tijuana durante y después de la pandemia. Notamos que más allá del cierre de la frontera, siguen prevaleciendo las condiciones estructurales que desfavorecen a estas comunidades vulnerables, como las barreras para acceder a servicios de reducción de daños debido a políticas públicas que redujeron los presupuestos para las organizaciones que brindan apoyo y, en general, para el sector salud”, señaló Fleiz.

Durante la pandemia, muchas organizaciones civiles han enfrentado dificultades para obtener los insumos necesarios para mitigar los daños, como agujas para el intercambio en el caso de los usuarios de drogas inyectables estimulantes tipo opioides o metanfetaminas, agregó. Además, hubo complicaciones para cruzar la frontera para adquirir estos suministros, que muchas veces son donaciones de organizaciones en Estados Unidos que suministran agujas o naloxona a estas poblaciones mexicanas.

Hasta el momento, la naloxona, el fármaco antagonista de los opioides considerado un psicotrópico y utilizado para tratar los efectos más peligrosos de la sobredosis por estas sustancias, no está desregulada en la Ley General de Salud, por lo que debe importarse desde Estados Unidos con permisos especiales, junto con la solicitud regular de otros insumos.

Skaathun reconoció que su estudio no recogió datos sobre las diferencias en la calidad de los servicios de salud que reciben los pacientes en ambos lados de la frontera. “Sabemos que hubo escasez de recursos durante la pandemia de COVID-19 por varias razones”. La más notable de estas razones, según precisó, fue el cambio en los sistemas para recibir atención. “Debido a la pandemia, las personas que buscaban acceder a los servicios de salud requerían citas. Este sistema también se implementó para los servicios de reducción de daños y las clínicas que proporcionaban metadona en ambos lados de la frontera, lo que impactó significativamente en el número de usuarios que podían ser atendidos”.

Poblaciones en riesgo

En México, según el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el SIDA (CENSIDA), la incidencia La incidencia de este virus en la población general fue de 0,16 por cada 1000 habitantes (alrededor de 20.000 nuevas infecciones) hasta 2022, lo que representó un aumento del 13% respecto a 2010, aunque la tendencia se ha mantenido estable desde 2019.

En la población general, la prevalencia del VIH-1 se ha estimado en 0.3% para 2022, lo que significa que tres de cada 1000 mexicanos presentaron esta infección, según CENSIDA. La enfermedad se concentra en ciertas poblaciones: hombres que tienen sexo con hombres (prevalencia de 12.4%), trabajadores sexuales masculinos (6.1%), mujeres transgénero (8.2%) y trabajadoras sexuales femeninas (1.3%).

Fleiz agregó que otro factor de riesgo que aumenta la vulnerabilidad de estas poblaciones “clave”, como las llama CENSIDA, es el uso, en su mayoría inadvertido, de drogas. adulterado con sustancias que aumentan su potencial adictivo y su letalidad, como el fentanilo o la xilazina, un analgésico no opioide aprobado sólo para uso veterinario en México y Estados Unidos.

“Con estos adulterantes, los consumidores de drogas entran en un estado de sedación más profundo, que es precisamente lo que buscan para aliviar el dolor y el malestar que les produce el síndrome de abstinencia. El problema es que al hacerlo, pueden incurrir en más sobredosis, y si ya tenemos un problema con el fentanilo –en su estudio encontraron esta sustancia en seis de cada 10 muestras de heroína–, la xilacina viene a complicarlo aún más”, dijo Fleiz.

Estas comunidades fronterizas también son muy vulnerables a otras complicaciones de salud además del VIH-1, como la hepatitis C, el agravamiento de la tuberculosis, los infartos de miocardio por sobredosis y los abscesos cutáneos, explicó Fleiz. “Aunque hay otros factores contextuales, como la falta de acceso al agua, la evidencia científica apunta a una relación entre la xilacina y las lesiones cutáneas, ya que el adulterante intravenoso rompe las barreras capilares”.

Por ello, es necesario abordar estos temas no sólo como un asunto de seguridad nacional, sino también desde la perspectiva de los problemas de salud que enfrentan estas personas, afirmó Fleiz. El objetivo es eliminar el estigma social que pesa sobre estos pacientes e implementar políticas públicas que puedan incidir en los factores socioeconómicos que los obligan a vivir en la calle, donde no pueden atender sus necesidades básicas ni acceder a los servicios de salud.

“Estas poblaciones clave, a las que también hay que sumar los migrantes, son uno de los grupos donde la desigualdad ha llegado a su extremo en el último peldaño de la escala social. Lamentablemente, son los más estigmatizados, los más criminalizados, los que tienen más problemas de salud y los que tienen más barreras para acceder a los tratamientos”, afirma Fleiz.

La investigación, llevada a cabo por la Universidad de California, recibió apoyo financiero del James B. Pendleton Charitable Trust y del San Diego Center for AIDS Research de San Diego. Skaathun y Fleiz Bautista declararon no tener ningún conflicto de intereses financiero relevante.

Esta historia fue traducida del Edición en español de Medscape Utilizando varias herramientas editoriales, incluida la IA, como parte del proceso. Editores humanos revisaron este contenido antes de su publicación.

2024-07-09 14:42:05
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