Hizo del cartel mate un hábito y nunca olvidaremos sus “vuelos”.
Entró a la NBA con fuerza como el jugador que finalmente pondría a los Clippers en el mapa. Puede que a Blake Griffin le haya tomado un año entero lograrlo (estuvo fuera por una lesión en su primera temporada), pero valió la pena la espera para los fanáticos de los Clips. A partir de 2010, cada vez que veía una corona de flores delante de él, se turnaba y “cambiaba las luces”. Incluso si tuviera a alguien frente a él.
Team USA empató (casi) 12 y ya buscamos el 2do
Aquel partido Clippers-Knicks en el Staples Center de 2010 todavía es recordado por todos. Y la razón es la siguiente:
Desde entonces, Blake Griffin ha agregado constantemente nuevos elementos a su juego, aprendió a jugar con la espalda y a disparar, y cuando Chris Paul se unió a su compañía, simplemente despegó. Los dos, junto con DeAndre Jordan, formaron la famosa Lob City de Los Ángeles, e incluso se apoderaron de la ciudad en un momento en que los Lakers estaban entrando en sus últimos años de declive. Desafortunadamente, sin embargo, su supremacía en la ciudad de los Angelinos no se tradujo en dominio en la NBA, independientemente de si produjeron un espectáculo increíble en la cancha.
Al margen de un año (2015) en el que eliminaron a los San Antonio Spurs en la primera ronda de los Playoffs de la NBA, los Clippers siguieron siendo considerados la “broma” de Los Ángeles y pronto traspasaron a su líder a Detroit. Fue entonces cuando las lesiones empezaron a aparecer y el tipo que tenía resortes en las piernas se volvió terrenal, ya no podía marcar la diferencia. Siguieron dos pasos por los Nets y los Celtics para completar su ciclo en la NBA y el baloncesto en general a los 35 años.
Su punto culminante más reciente fue la volcada que le hizo a Thanasis Antetokounmpo.
“Adiós” con una letra
El anuncio de su retiro de la acción activa generó fuertes emociones y definitivamente fue de esos que te gusta leer.
¿Blake Griffin era realmente un buen jugador después de todo? Ciertamente lo era, tal vez no tan bueno como le hubiera gustado y podría haber sido, pero sobre todo no tanto como todos esperaban que fuera.
Pero este empujón que lo hizo “caminar” en el aire y amenazar con demoler cada balón de baloncesto fue un fenómeno que hizo que muchos lo adoraran, por muy discutidor que se volviera durante el partido.
Su “adiós” puede haber llegado con una carta, nosotros, en cambio, nos despedimos de él de forma igualmente “estruendosa” tal como nos lo presentaron.
Con un vídeo lleno de sus uñas:
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