En tercer lugar, debemos mejorar la interoperabilidad y desarrollar rápidamente una base industrial de defensa sólida en toda la Alianza. Esto serviría a los objetivos complementarios de reponer los arsenales, aumentar nuestras capacidades de disuasión y defensa, así como proporcionar asistencia a Ucrania. También fomentaremos una industria de defensa europea más fuerte y capaz que sea complementaria e interoperable con la OTAN.
En cuarto lugar, si bien nos hemos quedado rezagados en materia de financiación de la defensa, beneficiándonos de lo que durante muchos años pensábamos que sería un dividendo de paz duradero, esto ya no es posible. Todos debemos hacer todo lo posible para alcanzar el mínimo del 2 por ciento del PIB para gastos de defensa e invertir al menos el 20 por ciento en equipos pesados lo antes posible. Una financiación adecuada también debe estar orientada a resultados y acompañada de aumentos de la eficiencia.
En quinto lugar, dado que las amenazas que enfrentamos hoy van más allá de la dimensión militar, debemos ofrecer una mayor resiliencia a la Alianza y sus miembros, contrarrestando las amenazas híbridas y cibernéticas y protegiendo la infraestructura crítica.
En sexto lugar, dado que una Alianza más fuerte es aquella en la que la unidad, la solidaridad y el vínculo transatlántico funcionan al unísono, reforzándose mutuamente, aumentaremos la atención en las consultas y la coordinación políticas. Esto incluirá aportaciones de todos los órganos pertinentes de la OTAN, basadas en un diálogo reforzado entre las estructuras políticas y militares.
En séptimo lugar, podemos y debemos hacer mucho más para consolidar la asociación estratégica OTAN-UE. La afinidad natural entre estas dos organizaciones y la multitud de intereses que compartimos nos obligan a reforzar la dinámica de nuestra relación, basándose en la combinación adecuada de compromiso de alto nivel, cooperación institucional y diálogo entre funcionarios.
En octavo lugar, frente a la realidad de las tecnologías emergentes y disruptivas, la inteligencia artificial y la computación cuántica, la OTAN sólo puede mantenerse a la vanguardia acelerando su transformación digital y aumentando su inversión en innovación. Sin embargo, debe hacerlo y al mismo tiempo abordar el cambio climático y sus implicaciones para la seguridad. Debemos mejorar significativamente la ciberdefensa, lo que reforzará aún más nuestra postura. Y como Alianza basada en valores, debemos invertir seriamente en todos los aspectos de la agenda de seguridad humana, manteniendo la dignidad y la inclusión en nuestro centro.
2024-03-13 05:00:53
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