Los jefes de Estados Unidos están empezando a sentirse mandones de nuevo.
Muchos ejecutivos dicen que ya no luchan por retener a los trabajadores, después de varios años de hacer todo lo necesario para mantener a la gente en el personal. Los aumentos salariales se están desacelerando. Para algunos trabajos, la contratación es cada vez más fácil. Los ejecutivos están aprovechando este momento para optimizar las operaciones o recortar proyectos, despidiendo personal que hasta hace poco no podían permitirse perder.