WASHINGTON – Los legisladores estadounidenses y los funcionarios de la administración Biden están aumentando la presión sobre las empresas estadounidenses para que detengan las importaciones de la región occidental china de Xinjiang, ya que el presunto uso de trabajo forzoso por parte de Beijing emerge como un tema principal en su agenda comercial bilateral.
Funcionarios occidentales dicen que el gobierno chino utiliza trabajo forzoso de uigures y otras minorías musulmanas en Xinjiang, el principal productor mundial de algodón y materias primas utilizadas en paneles solares. Beijing niega rotundamente la afirmación.
Las importaciones de productos de algodón y tomate ya han sido prohibidas de manera efectiva desde enero, y en junio se implementaron sanciones a las compras de algunos materiales solares.
Están en marcha restricciones más estrictas. Se espera que el Congreso apruebe una legislación a finales de este año que prohibiría las importaciones de todos los productos de Xinjiang a menos que el importador pueda demostrar que sus artículos están libres de trabajo forzoso, un listón muy alto.
La Ley de Prevención del Trabajo Forzoso Uigur fue aprobada por el Senado por consentimiento unánime el mes pasado y está esperando la aprobación de la Cámara, que aprobó un proyecto de ley similar por una amplia votación bipartidista el año pasado.
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