Los funcionarios israelíes se esfuerzan por influir en la administración de Biden mientras Estados Unidos intenta revivir el acuerdo nuclear con Irán, presionando para que se endurezcan las posiciones y no se hagan concesiones a Teherán cuando las negociaciones entran en una fase crítica.
En los últimos días, el gobierno israelí rompió con su enfoque discreto de la diplomacia, enviando al jefe del Mossad, David Barnea, a Washington el mes pasado para informar a los funcionarios de la Casa Blanca, la CIA, el Pentágono y los legisladores. Primer ministro Yair Lapid y otros altos funcionarios israelíes han comenzado a expresar una creciente alarma.