Un día, Guy Martin, el sonriente charlatán con patillas y un contagioso amor por los motores, va a superar la velocidad del sonido, si no la de la luz. Habla rápido, conduce rápido y, en Guy Martin: El mejor arma (Channel 4), se lanza a la era de los aviones a reacción en un avión de combate De Havilland Vampire. “No soy el maldito Tom Cruise”, dice. No es solo el título lo que sugiere lo contrario.
Lo que se obtiene con Martin, allá arriba y de regreso a tierra firme, es un entusiasmo abierto y decidido. Después de explorar la historia del motor a reacción, construyó el suyo propio y lo puso en marcha como un pirómano gigante. Mientras tanto, aunque no está claro que Martin sea un ambientalista por naturaleza, fue bueno verlo dedicar el tiempo y la reflexión adecuados al devastador impacto climático del motor a reacción.
Los jóvenes y valientes pilotos de pruebas fueron enviados a volar en máquinas de velocidad de última generación, y a menudo perdieron la vida antes de poder activar el asiento eyectable. Algunos sobrevivientes, incluido Frederick Forsyth, compartieron recuerdos apasionantes de emociones pasadas y situaciones de riesgo. Martin comparte su ADN. “Creo que hubiera sido un buen piloto de pruebas”, dijo, “porque no tengo miedo”.
No le teme a nada, salvo a hablar directamente a la lente, y prefiere que todo le llegue a un productor que esté detrás de la cámara. “¿Puedo decir toma espectacular?”, preguntó sin esperar una respuesta. Mientras él y su vampiro saltaban sobre los escarpados Alpes suizos a 800 km/h sin sudar, hubo muchas de esas tomas.
