Seis importantes editoriales se han unido para demandar al estado de Florida, en Estados Unidos, por una ley “inconstitucional” que ha visto cientos de títulos eliminados de las bibliotecas escolares tras impugnaciones de la derecha.
La medida histórica apunta a las “disposiciones de eliminación generalizada de libros” del Proyecto de Ley de la Cámara de Representantes 1069, que requería que los distritos escolares establecieran un mecanismo para que los padres objetaran cualquier cosa que consideraran pornográfica o inapropiada.
La ley, un elemento central de la guerra del gobernador republicano Ron DeSantis contra los “despiertos” en los campus de Florida, ha sido abusada por activistas de derecha que rápidamente se dieron cuenta de que cualquier libro que desafiaran tenía que ser eliminado inmediatamente y reemplazado solo después de agotar un largo y engorroso proceso de revisión, si es que se lo lograba, dicen los editores.
Desde que entró en vigor el pasado mes de julio, innumerables títulos han sido eliminados de las bibliotecas de escuelas primarias, secundarias y preparatorias, incluidos clásicos estadounidenses como Un mundo feliz de Aldous Huxley, Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway y Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain.
También se han eliminado novelas contemporáneas de autores superventas como Margaret Atwood, Judy Blume y Stephen King, así como El diario de Ana Frank, el conmovedor relato del Holocausto, según los editores.
“Las disposiciones complejas y excesivamente amplias de la ley HB 1069 de Florida han creado caos y agitación en todo el estado, lo que ha dado como resultado que miles de clásicos históricos y modernos, obras que estamos orgullosos de publicar, hayan sido etiquetadas ilegalmente como obscenas y retiradas de los estantes”, dijo Dan Novack, vicepresidente y asesor general asociado de Penguin Random House (PRH). En una declaración.
“Los estudiantes necesitan tener acceso a libros que reflejen una amplia gama de experiencias humanas para aprender y crecer. Es imperativo para la educación de nuestros jóvenes que se permita a los maestros y bibliotecarios utilizar su experiencia profesional para encontrar los libros de nuestros autores adecuados para el lector adecuado en el momento adecuado de su vida”.
A PRH se suman a la demanda Hachette Book Group, HarperCollins Publishers, Macmillan Publishers, Simon & Schuster y Sourcebooks. La demanda de 94 páginas, en la que también aparecen como demandantes el Gremio de Autores y varios escritores individuales, fue presentada el jueves en un tribunal federal de Orlando.
“Las prohibiciones de libros censuran las voces de los autores, negando y silenciando sus experiencias y sus historias de vida”, dijo Mary Rasenberger, directora ejecutiva del Gremio de Autores, en el comunicado.
“Estas prohibiciones tienen un efecto paralizante sobre lo que escriben los autores y dañan su reputación al crear la falsa noción de que hay algo indecoroso en sus libros.
“Sin embargo, estos mismos libros han educado a los jóvenes durante décadas, ampliando mundos y fomentando la autoestima y la empatía hacia los demás. Todos salimos perdiendo cuando se censuran las verdades de los autores”.
Al margen de la acción de los editores, un grupo de tres padres presentó su propia demanda en junioinsistiendo en que la ley discrimina a los padres que se oponen a la prohibición de libros y a la censura porque permite a otros dictar lo que sus hijos pueden y no pueden leer.
Sydney Booker, portavoz del Departamento de Educación de Florida, calificó la demanda de los editores como “una maniobra” en un correo electrónico a Hilly afirmó que “no hay libros prohibidos en Florida. El material y la instrucción sexualmente explícitos no son adecuados para las escuelas”.
DeSantis ha intentado presentar el problema como “Un engaño”, argumentando que debido a que el Estado ha facultado a los padres para presentar objeciones, y no es él mismo quien presenta las impugnaciones directamente, no es responsable de los libros que posteriormente se retiran de los estantes.
Sin embargo, admitió que “malos actores”, como el grupo de extrema derecha Moms for Liberty, habían presentado “desafíos frívolos” que estaban inundando los distritos escolares, y tomó medidas para limitar el número que se podía presentar.
El departamento de educación no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios del Guardian.
