“Nada garantiza la Marçal la gestión de la ciudad más grande del país. Pero cualquiera que sea el resultado de las encuestas, sale victorioso en la arena de ultraderechapor haber desmentido la idiotez bozoloide con la estrategia de Rigoletto: detrás de la fachada de bufón de la corte, la nostalgia del barro y el shock “redentor” de los cursos relacionados con su inmersión en la criminalidad del fraude bancario”, escribe Muñiz Sodréen un texto publicado por Folha de S.Paulo y reproducido por André Vallias en tu página Facebook15-09-2024.
Muñiz Sodré Es profesor, investigador, sociólogo, periodista y traductor. Profesor emérito de la Escuela de Comunicación – ECO de la Universidad Federal de Río de Janeiro – UFRJ y miembro de la Academia de Letras de Bahía, actualmente es columnista del diario Folha de S.Paulo y considerado uno de los más grandes intelectuales brasileños. en el campo de la comunicación. Fue presidente de la Fundación Biblioteca Nacional de 2009 a 2011 y fundador del PPG en Comunicación de ECO. Es autor de varias obras, entre ellas Piensa en Nago (Vozes, 2023) y El fascismo de color (Vozes, 2023).
Aquí está el artículo.
Dada la admisión de Pablo Marçal de que navega en la idiotez, vale la pena preguntarse si parte de Paulicéia está fuera de sí o se ha vuelto loca más allá de los versos modernistas de Mário de Andrade. La respuesta implica una distinción entre idiota y bufón, lo que ayuda a la ópera “Rigoletto“, de Verdi. En la corte de un duque veneciano, Rigolettoel bufón, no es tonto, sino alguien que sabe lo que quiere y, en el camino, combina la intriga con el crimen. Los idiotas son el objetivo de sus planes, al igual que los seguidores de Marçalal que él se refiere como tal. Marçal es más como Rigoletto que para un bolsonarista microcefálico.
El bufón entretenía a través de verdades ingeniosas pero también incómodas, poniendo en riesgo su propio cuello. Era lo contrario tolerado por el rey. Ahora, en el universo paralelo de las redes, sin centralización monárquica, surge una especie de corte compuesta por financieros, empresarios, evangélicosgente de la agroindustria y pacovianos “libertarios”, abiertos a la novedad de una persona inteligente con piel de tonto.
Lo nuevo en la red, no la ruptura, es la apertura de sésamo de la extrema derecha. Cambia la gorra por la gorra de Bukele, el traje de campanas por un traje al gusto del Faria Lima y las botas por zapatillas, para componer el disfraz de bufón en la corte virtual de ricos, o aspirantes a locos. Lo que atrae es la nada: ninguna experiencia previa, la repetición de no-problemas, ninguna propuesta viable.
Pero el maquiavelismo de Rigoletto contra los evangélicos. Ubicado en una mansión de 900 metros, su “Cuartel del Reino de Dios”, Marçal ataca el diezmo, argumentando que la religiosidad de los creyentes es independiente de la religión organizada por los templos. Por increíble que parezca, es cercano al sociofilósofo alemán. Georg Simmelpara quien la religiosidad no proviene de la religión. Sería de otra naturaleza, una mezcla de devoción y de la propia vida como vectores psíquicos de la conducta religiosa. En resumen, la relación con Dios no la definen las iglesias.
Dejando a un lado la torpeza, el bufón emergente logró dos trucos. Primero, le robó al capitán Bozo el cuerno metafórico con el que pastoreaba el ganado. En segundo lugar, al exponer la estafa financiera de los pastores, invita al cristianismo como un estilo de vida, sin religión. Para ello, invierte en “templos de garaje”, centros de oración celulares, una vieja estrategia en el comercio de cosméticos. “Oración” es un eufemismo para conseguir votos en las iglesias. Lo que caracterizó la incipiente creación digital en EE.UU., aquí emerge como creatividad bendita.
Nada garantiza la Marçal la gestión de la ciudad más grande del país. Pero cualquiera que sea el resultado de las encuestas, sale victorioso en la arena de ultraderechapor haber desmentido la idiotez bozoloide con la estrategia de Rigoletto: detrás de la fachada de bufón de la corte, la nostalgia del barro y el shock “redentor” de los cursos relacionados con su inmersión en la criminalidad del fraude bancario. El capitán Bozo quedó superado en el apetito de destrucción que caracteriza al espíritu extremista.
En cualquier caso, ¡ay de ti, Paulicéia, por este nuevo tipo de ópera bufa, en la que personajes reales ocupan el escenario, el libreto y el público de la locura política en una sociedad que parece enferma! La ópera seria sugiere que Rigoletto Sería una figura cotidiana. Pero la experiencia demuestra que un tonto corre el riesgo de perder su gracia: demasiado sinvergüenza se interpone en su camino. Quizás la cercanía con su colega Milei no lo lleve a cantar ninguna aria operística, sino a tocar un tango argentino, recomendado por el poeta. Manoel Bandeira (en “Neumotórax“) como epitafio de una enfermedad terminal.
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Jester es un entrenador de idiotez política. Artículo de Muniz Sodré – Instituto Humanitas Unisinos – IHU
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