Una instalación en la Bienal de Venecia imagina el mundo según los animales

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IFue un momento de profunda conexión. Carlos Casas podía sentir al elefante sondeándolo, tocándolo con sonidos. Los gruñidos que emanaban del gran macho eran de una frecuencia demasiado baja para oírlos, pero Casas sintió una agitación en su piel y en lo profundo de su pecho. “Me estaban escaneando”, dice.

En el momento del encuentro, Casas se encontraba filmando un proyecto en Sri Lanka y sostenía una cámara. Pero sus interacciones con el elefante le dieron al cineasta y artista de instalaciones catalán una idea: ¿qué pasaría si en lugar de depender únicamente de imágenes, pudiera utilizar el sonido para crear una conexión física entre una audiencia de personas y los sujetos que más le fascinan, los animales con los que compartimos la vida en este planeta?

El sonido nos proporciona una lingua franca

Bestiario, Su proyecto audiovisual, que ahora se exhibe en un antiguo almacén de envíos en la Bienal de Venecia, teje un paisaje inmersivo para los visitantes. (Puede explorar parte del proyecto, que fue curado por Filipa Ramos, en Instagram) página El audio de los sonidos que emiten los animales se acompaña de vídeos recopilados con cámaras trampa situadas en parques nacionales de Cataluña y Kenia, junto con películas abstractas destinadas a capturar el mundo tal como lo ven los animales, basándose en una combinación de investigación científica y licencia artística. Una serie de textos sirven como guías de campo para cada animal que aparece en la instalación.

Entrando al oscuro almacén donde Bestiario En el interior del recinto, se invita al espectador a tumbarse en el suelo, como si fuera a quedarse dormido, antes de entrar en comunión con siete especies diferentes: abejas, burros, periquitos, serpientes, murciélagos, delfines y elefantes. Cada una de las especies elegidas está representada por un altavoz, personalizado para ofrecer la acústica deseada. Casas llama a los altavoces “caballos de Troya de significado y comunicación”. Los tonos y volúmenes se seleccionaron para que fueran auténticos con respecto al animal original, pero perceptibles para los humanos. Por ejemplo, los chirridos de ecolocalización de los murciélagos se han ralentizado para mostrar la progresión tonal del sonido.

BESTIA DE CARGA: El mundo audiovisual de un burro, según Carlos Casas.

“Quería seleccionar especies que utilizaran todo el espectro del sonido”, dice Casas, “y luego permitir que estas siete especies hablaran, dialogaran, mostraran su comprensión del mundo en una prueba contra el espectador”.

La idea del “juicio” proviene de un texto medieval: La disputa del asse, que se traduce como “La disputa del burro”, escrita en 1417 por el escritor catalán Anselm Turmeda. En la historia, un hombre entra en un bosque encantado donde se queda dormido y se despierta con la capacidad de entender el lenguaje de los animales. Los animales proceden a someterlo a juicio por la presunción de superioridad de los humanos sobre otros seres, eligiendo a un burro como su portavoz. Bestiario, El visitante asume el papel de protagonista y es invitado a experimentar el mundo desde la perspectiva de los animales, incluso cuando los sonidos que emiten están fuera del alcance del oído humano.

En la imagen corporal
SERPENTINA: Visión de la serpiente, según la interpretación de Carlos Casas.

Los ruidos de los elefantes pueden llegar a ser infrasonidos, cuyas frecuencias caen por debajo de los 20 hercios, el límite inferior del rango de audición humana. Pero podemos sentir las ondas infrasónicas con nuestros cuerpos. “No se aleja mucho del sonido que escuchas cuando eres un bebé en el vientre de tu madre, o durante un terremoto”, dice Casas. “Hay una especie de reverberación que activa el cuerpo. Activa la percepción de nuevas maneras. La experiencia varía de persona a persona y también puede cambiar con el tiempo”.

Créditos de las casas Roger Payne y Katy Payne por ser pionera en el uso de la tecnología para cambiar la forma en que percibimos los sonidos que emiten las diferentes especies animales. Las grabaciones de los investigadores de las ballenas comunicándose entre sí a través de las profundidades en la década de 1970 cambiaron la forma en que pensamos sobre estos animales, dice. “El sonido nos está proporcionando una lingua franca,” Casas dice: “En cierto modo, puede ser nuestra única oportunidad de… [usher] a Nueva comprensión de otras especies”. Sin embargo, a Casas no le interesa la traducción, sino una experiencia corporal compartida, una “transformación sensorial”.

En el texto medieval, los animales pierden el juicio. El humano argumenta que fue creado a imagen de Dios, lo que lo hace superior. “Pero es lo que llamamos una victoria pírrica”, dice Casas. “Habría protegido al autor de la Inquisición, contra la blasfemia de aceptar que todos somos iguales”. Bestiario Los visitantes deben sacar sus propias conclusiones. “Era importante devolverle ese final al espectador”, dice Casas, “y decidir quiénes somos. ¿Estamos todos juntos e iguales en este diálogo entre especies?”

Imagen principal: Vladimir Turkenich/Shutterstock

2024-08-02 22:05:06
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