Después de la Segunda Guerra Mundial, la visión de Estados Unidos sobre la amenaza que representaba la Unión Soviética cambió rápida y fundamentalmente. Un cambio comparable ha estado ocurriendo en los últimos años con una China en ascenso. Los republicanos y los demócratas no están de acuerdo en mucho, pero ambos se han movido en la misma dirección con respecto a China. Estados Unidos está entrando en una nueva guerra fría, incluso si sus líderes no lo han admitido del todo. Muchos de nuestros socios en el Indo-Pacífico están de acuerdo.
Esa es la realidad detrás del nuevo pacto presentado la semana pasada entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, conocido como Aukus. La respuesta de China fue febril. Un periódico estatal dijo que Estados Unidos estaba “perdiendo la cabeza tratando de unir a sus aliados contra China”. Un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que el acuerdo reflejaba “una mentalidad anticuada de la Guerra Fría” que socavaría la paz regional y aceleraría la carrera armamentista. En parte tenía razón. El acuerdo refleja una mentalidad de guerra fría, pero no está desactualizado. En cambio, es un presagio.
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