El mensaje: el enemigo está en otra parte. Y Wagenknecht no rehuye los superlativos. El semáforo es “el gobierno más estúpido de Europa”, “incompetente” e “indescriptible”. En general, la elección de las palabras es fuerte, mordaz y exagerada. Los de arriba versus los de abajo. Wagenknecht utiliza algunas narrativas populistas: “leyes antimonopolio más estrictas contra los pulpos de datos del extranjero”, retórica pacifista del tipo de no armas para Ucrania, lo que sólo conduciría a que “Zelenskyj pudiera atacar Moscú pronto”. La experta en defensa del FDP, Marie-Agnes Strack-Zimmermann, es una “lobista de armas, el líder de la CDU, Friedrich Merz, es un lobista de Blackrock”. El bien contra el mal, los pobres contra los ricos. Mensajes sencillos, sean ciertos o no. Eso es. Aplausos.
Wagenknecht posicionó a su partido claramente a la izquierda en su primer discurso. Muchos temas recuerdan al Partido de Izquierda. Quiere: mejores pensiones, un sistema educativo uniforme, una UE reformada y redistribución de la riqueza. Lo nuevo es la mirada al tema de la migración. Aquí comienza el importante acto de equilibrio para el partido recién fundado. Por un lado, Wagenknecht quiere ganarse a los votantes del AfD, pero por otro lado busca diferenciarse del AfD. Su idea de migración es: limitación e integración. Lo ha dicho públicamente con bastante frecuencia. Eso atrae a los votantes.