El cambio del horario de invierno al de verano ya está aquí. Esto significa que dormiremos una hora menos porque los relojes cambiarán de 2 a 3. Sin embargo, esto no sucederá este fin de semana. El horario para cambiar los relojes será la noche del sábado al domingo 30 y 31 de marzoes decir, en Semana Santa.
No es una técnica tan moderna en absoluto. Los alemanes utilizaron por primera vez el cambio de hora en 1916. Sin embargo, se considera que Benjamín Franklin es el promotor del cambio de horario, ya que creía que si la gente se levantaba y se acostaba más temprano, sería beneficioso para la economía.
El cambio del horario de invierno al de verano y viceversa se aplica en casi 70 países de todo el mundo. Esta práctica tiene sus partidarios y detractores, pero también tiene beneficios.
Las ventajas de esta práctica incluyen:
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Más luz del día por la noche: Cambiar los relojes permite un uso más prolongado de la luz del día por la tarde y por la noche, lo que puede resultar beneficioso para las personas que trabajan hasta tarde.
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El ahorro de energía: En teoría, un mejor uso de la luz natural puede ahorrar en iluminación y calefacción, aunque las investigaciones actuales cuestionan la magnitud de estos ahorros.
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Fomento de la actividad al aire libre: Las tardes más largas pueden motivar a las personas a pasar más tiempo al aire libre, lo que promueve la salud física.
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Beneficios para la economía: Algunas industrias, como el comercio minorista, el turismo y la hostelería, pueden experimentar aumentos a medida que la gente esté dispuesta a pasar más tiempo comprando o cenando fuera cuando hay luz.
Las desventajas incluyen:
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Problemas de salud: El cambio de hora puede alterar su reloj biológico interno, lo que puede provocar problemas de sueño, fatiga e incluso un mayor riesgo de sufrir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en los días posteriores al cambio.
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Productividad reducida: Las alteraciones de su ritmo circadiano pueden afectar su concentración y productividad en el trabajo.
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La cuestionable eficacia del ahorro energético: La investigación moderna a menudo cuestiona la magnitud del ahorro de energía resultante del cambio de hora, indicando que los beneficios pueden ser mínimos.
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Dificultades logísticas y técnicas.: Cambiar la hora requiere coordinación y actualización entre múltiples sistemas de TI, lo que puede resultar problemático y costoso.
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Interrupción de las rutinas diarias.: El cambio de horario puede resultar especialmente complicado para niños y personas mayores, que pueden tener problemas para adaptarse al nuevo horario.
¿Es este el último cambio de hora? Es desconocido. En 2018, la Comisión Europea planeó abolir el sistema de cambio de hora de verano a invierno y viceversa. En aquel momento no se introdujo, entre otros. por la pandemia y la guerra en Ucrania.
En octubre de 2021, la Comisión Europea emitió una comunicación sobre los cambios horarios en 2022-2026. Según él, todos los Estados miembros de la UE “deben preparar disposiciones legales sobre cuya base se mantendrán los acuerdos actuales aunque se modifiquen con el tiempo”. Por tanto, es probable que el cambio de hora no se suprima hasta al menos 2026.
Entre los países que no cambian del horario de invierno al de verano y viceversa, encontramos países asiáticos y africanos, pero también algunos países de América del Sur.
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