Resumen
El laboratorio de Sunny Shin en la Universidad de Pensilvania se vio muy afectado por la pandemia. Su equipo perdió meses de trabajo, los estudiantes no se graduaron y los postdoctorados se enfrentaron a quedarse sin fondos. La propia Shin estaba abrumada por los deberes del cuidado de los niños y las responsabilidades de investigación. Pero su laboratorio está volviendo a encarrilarse, regresando a condiciones de trabajo casi normales con más opciones virtuales y un mayor enfoque en la salud mental. Mientras tanto, su universidad también está invirtiendo más en recursos de salud mental, con la esperanza de combatir el estigma en torno a los estudiantes que buscan ayuda. “Cuando un estudiante ingresa a nuestra escuela, ahora tendrá acceso a múltiples sistemas de apoyo desde el primer día”, dice el presidente de biología celular y molecular de la universidad.