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Por Erica Rayment y Melanee Thomas
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Después de dos años de trabajo remoto impuesto por la pandemia, muchos lugares de trabajo en Canadá están determinando el equilibrio ideal entre el trabajo en persona y el remoto. El parlamento debe hacer lo mismo.
Cuando la Cámara de los Comunes se levantó para el verano, los miembros del parlamento de Canadá perdieron la opción de participar virtualmente en un ‘parlamento híbrido’ donde tienen la opción de asistir y votar en persona o virtualmente.
Pero dejar de usar un parlamento híbrido creemos que es un error. Un parlamento híbrido tiene el potencial de hacer que las principales instituciones democráticas de Canadá sean más representativas e inclusivas.
Los parlamentos híbridos pueden ser más acogedores para las mujeres y otros grupos subrepresentados. Para cosechar estos beneficios, cualquier modelo parlamentario híbrido futuro debe diseñarse teniendo en cuenta la equidad y la accesibilidad.
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Todas las consideraciones habituales sobre el trabajo remoto son relevantes para los parlamentarios, en particular con respecto a los tiempos de viaje y el equilibrio entre la vida laboral y personal. Pero el parlamento es más que un lugar de trabajo. Es una institución democrática responsable de representar los intereses y la diversidad de la población canadiense, responsabilizar a los gobiernos por sus acciones y aprobar las leyes por las que todos nos regimos.
Dada esta función única, las consideraciones sobre las operaciones remotas frente a las presenciales adquieren una importancia adicional.
Un modelo de trabajo híbrido para los parlamentarios tiene el potencial de ayudar al parlamento a reflejar mejor a la población canadiense, tanto en términos de quién está presente como de qué voces se escuchan.
Actualmente, los hombres blancos constituyen el 36 por ciento de la población canadiense, pero son consistentemente la mayoría de los parlamentarios. La edad promedio de los parlamentarios también suele ser al menos 10 años mayor que la de los canadienses.
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La investigación confirma repetidamente quién es alguien y cómo experimenta el mundo, da forma a los problemas y posiciones que presenta en el debate político. Tener parlamentarios que parezcan canadienses es un requisito mínimo para que el parlamento cumpla su función representativa.
¿Cómo podría ayudar un parlamento híbrido?
Para participar en el parlamento en persona, los parlamentarios deben viajar a Ottawa. Para cumplir con los deberes de circunscripción, los parlamentarios deben estar presentes en sus distritos. Para muchos, esto conduce a un viaje agotador. Permitir la participación remota crea espacio para los representantes que pueden tener dificultades para viajar debido a una discapacidad, responsabilidades parentales y de cuidado o enfermedad.
La evidencia del Reino Unido muestra que las mujeres parlamentarias tienen muchas más probabilidades de participar en el parlamento virtualmente porque ayudó a equilibrar su trabajo como parlamentarias con las responsabilidades en el hogar.
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Los procedimientos parlamentarios híbridos por sí solos no pueden revertir los sistemas de discriminación que dificultan que las mujeres, las personas racializadas y las personas con discapacidad tengan carreras políticas. Pero dar a los parlamentarios la opción de participar de forma remota envía una señal importante.
Los críticos del modelo híbrido argumentan que perdemos algo esencial cuando el parlamento se reúne en línea en lugar de en persona. La capacidad de los parlamentarios para representar a sus electores y hacer que el gobierno rinda cuentas, argumentan, se ve socavada si estas funciones se cumplen por videoconferencia.
Sin embargo, los parlamentos híbridos facilitan que los parlamentarios representen los intereses de sus electores al permitirles pasar más tiempo en sus distritos. Del mismo modo, no hay nada intrínsecamente inexplicable en las reuniones híbridas.
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Si los parlamentarios pueden debatir, votar y hacer preguntas de forma remota, entonces la responsabilidad de la Cámara de los Comunes podría mejorarse al garantizar que participen tantos parlamentarios como sea posible.
La rendición de cuentas es una cuestión de diseño, capacidad y voluntad; el modo por el cual esto ocurre no cambia esto.
Un sistema híbrido no es una panacea, pero eso por sí solo es un argumento pobre en contra de su implementación. Necesitamos transformar los sistemas y estructuras que obstaculizan la representación equitativa y diversa en Canadá.
Para hacer esto, se debe tener cuidado de incorporar consideraciones de sensibilidad de género y diversidad en el diseño de las reglas para la participación remota desde el principio.
En los últimos dos años, el personal parlamentario ha logrado un progreso extraordinario para crear la infraestructura necesaria para hacer realidad la participación remota. Ahora tenemos la oportunidad de aprovechar y ampliar este progreso.
A medida que la justificación de la salud pública para un parlamento virtual retrocede, no debemos perder de vista las formas en que la participación remota puede hacer que el parlamento sea más democrático al hacerlo más inclusivo, equitativo y responsable.
Erica Rayment es profesora asistente y Melanee Thomas es profesora asociada en el departamento de ciencias políticas de la Universidad de Calgary.