yo tengo un abrigo de lana azul marino que era de mi abuelo. Lo hizo mientras estaba en un puesto naval en Londres en 1934. Lo sé porque la fecha y el fabricante están impresos en una etiqueta dentro de uno de los bolsillos.
El abrigo es cruzado, llega hasta la mitad de la pantorrilla y está forrado con una viscosa gruesa y brillante. Me queda casi perfecto. Lo he usado en reuniones importantes en Londres, en París durante la semana de la moda y en mi casa en Melbourne. Cada vez que me lo pongo, no deja de asombrarme que la tela de este abrigo de casi 90 años esté en un estado impecable.
Algunas de las costuras han comenzado a romperse, lo que me hace muy consciente de su edad y muy cuidadoso sobre dónde y cuándo me lo pongo. Es una decisión que, según la historiadora de la moda Eleanor Keene, debe tomarse “con cualquier prenda vintage o antigua”.
“¿Es esto tan precioso que nunca lo usaré… o voy a disfrutar usarlo, de una manera cuidadosa y respetable?”
Durante las próximas dos semanas, lo ayudaremos a tomar esta decisión con su propia ropa antigua atesorada. La segunda parte de esta guía brindará consejos sobre cómo usar, reparar y almacenar prendas vintage.
Paso uno: evaluar el valor
Bella Lipson-Smith, conservadora de textiles en la Galería Nacional de Victoria, recomienda considerar las formas en que la ropa es significativa. “Si el artículo tiene un valor cultural o de investigación único, es mejor preservarlo en lugar de usarlo.
“No importa cuántas precauciones tomes, usar ropa causará un grado de daño, ya sea fragilidad o decoloración debido a la exposición a la luz, rozaduras que provocan bolitas o áreas que se desgastan, o cambios más extremos como rasgaduras y costuras rotas”.
Dados los riesgos que implica el uso, Deborah Miller, experta tasadora de ropa y moda, dice que hay que considerar si es tan precioso o no “te enfadará mucho si le pasa algo”.
Si decide que es demasiado valioso para dañarlo, por razones sentimentales o económicas, Miller recomienda usarlo con poca frecuencia y solo en ocasiones muy especiales cuando tenga tiempo para cuidarlo después. “Siéntete orgulloso de estar a punto de transmitirlo a la próxima generación”, dice ella.
Paso dos: ¿encaja?
Una buena pregunta que hacer, dado que las personas en el pasado eran mucho más pequeñas de lo que son ahora, ¿puedes moverte libremente con la prenda?
“La ropa antigua de hombres y mujeres puede ser muy pequeña en comparación con los cuerpos contemporáneos”, dice Miller. “Estamos acostumbrados a usar materiales elásticos y mucho más holgados, menos apretados que a los que estaba acostumbrada la gente hace 50 o 100 años”.
“¿Estás preparado para sentirte un poco incómodo para usarlo?” ella pregunta. “Ponerte una prenda antigua puede hacer que eches los hombros hacia atrás, que encojas el estómago”.
También sugiere “mirar cómo te sientas”: “Si no puedes levantar los brazos, o sufres y no los levantas o no te pones la pieza”.
Paso tres: considere la durabilidad
La siguiente pregunta es si la tela es lo suficientemente fuerte para soportar el desgaste. “Somos bastante duros con nuestra ropa en estos días”, dice Keene. “En el pasado, los atuendos pueden haber cambiado varias veces al día, según los eventos. Algunas prendas fueron diseñadas para hacer poco más que desfilar”.
En algunos casos, el tejido es un buen indicador de la robustez de la prenda. Lipson-Smith dice: “La lana es generalmente duradera, y el uso cuidadoso y el almacenamiento adecuado pueden ayudar a que dure mucho tiempo”. Por otro lado: “La seda tiende a ser la más frágil y susceptible al daño por el sudor y la luz”.
Keene dice: “Es probable que las sedas finas del siglo XIX, hasta principios del siglo XX, se partan y rompan con el tiempo.
“Algo de esto se debe simplemente a la edad, parte tiene que ver con el tratamiento químico que recibió la seda en su proceso de acabado que ahora está acelerando su erosión”.
Paso cuatro: ¿se puede lavar?
“Muchas prendas vintage y antiguas pueden no resistir el lavado moderno”, dice Keene. “Algunas prendas pueden no ser resistentes al color. La mayoría de las prendas no estarían diseñadas para lavarse a máquina”.
Dado esto, puede ser tentador llevar tus piezas vintage a una tintorería, pero según Miller, no deberías hacerlo. “La tintorería contemporánea tiene solventes que pueden arruinar una prenda antigua”, advierte. “Nunca lleves una prenda antigua a una tintorería”.
Esencialmente, esto significa que algunas piezas antiguas no son fáciles de limpiar, a menos que estés dispuesto a pagarle a un conservador profesional de ropa o textiles, e incluso esto es complicado. “Encontrar a alguien que entienda cómo reparar y limpiar la ropa vintage es difícil”, dice Keene.
“Para prendas muy especiales, hay conservadores de textiles contratados en Australia, que trabajan principalmente en prendas con calidad de museo. Pueden hacer magia, pero prepárate para pagar una cantidad significativa de dinero por este servicio especializado”.