Washington y Beijing llegaron a un acuerdo para que los reguladores contables de EE. UU. inspeccionen las auditorías en China, sentando las bases para un proceso de meses que podría evitar que numerosas empresas chinas sean expulsadas de las bolsas de valores estadounidenses.
El acuerdo, que se negoció durante muchos meses, se produce después de un enfrentamiento de una década entre los reguladores de los dos países por los documentos de trabajo de auditoría de las empresas chinas que cotizan en Nueva York. Parece marcar una rara concesión de Beijing en un momento en que EE. UU. y China tienen desacuerdos sobre temas como el comercio y los derechos humanos.