En Guadalupe, la cuestión del agua potable está lejos de estar resuelta

Tomó más de una semana tras el paso del huracán Tammy, el 21 de octubre, para que el agua vuelva a consumirse en todas partes. Incluso se anticipaban las cosas: el fenómeno meteorológico aún no aparecía en las costas del archipiélago que el Sindicato Mixto de Gestión del Agua y del Saneamiento de Guadalupe (SMGEAG) recomendó evitar el consumo de agua durante y después del mal tiempo. Al mismo tiempo, la agencia regional de salud (ARS) recomendó el procedimiento a seguir en caso de «coloración» agua o ” En caso de duda “ : hervir el agua durante cinco minutos y dejar enfriar antes de consumirla.

Y es esta recomendación, elaborada por el Ministro Delegado de Ultramar, Philippe Vigier, durante su visita al territorio el lunes 23 de octubre, la que ha elevado un poco más la tensión. “Calentar el agua y meterla en el frigorífico”asesoró en el plató del canal local Guadalupe la 1^redurante una entrevista, lo que provocó reacciones irónicas entre los habitantes de la isla, pero también la ira de los cargos electos locales, en particular de los parlamentarios. “Consejos condescendientes y desconectados”para el diputado Christian Baptiste (Partido Socialista, PS), ” un insulto “ para el diputado Olivier Serva (Libertés, independientes, ultramar y territorios) y comentarios “clasificable en el campo léxico de la ignominia (…) más que despectivo hacia nuestras poblaciones”para el diputado Elie Califer (PS).

Porque en Guadalupe la cuestión del agua potable es recurrente, incluso crónica, y la mayoría de las veces el mal tiempo no tiene nada que ver. Tomando los comunicados de prensa del organismo responsable de la gestión del agua en el lugar, podemos contar, desde julio hasta finales de octubre, diez alertas por incumplimiento del agua para consumo humano, y por tanto tantas prohibiciones o restricciones al consumo, que a veces dura varias semanas. Demasiado aluminio, falta de cloración, turbidez por mal tiempo o peor aún, presencia de bacterias coliformes (E. Coli).

Una denuncia presentada

En el archipiélago, muchas familias han dejado de beber agua del grifo y han preferido comprar decenas de paquetes de agua, necesarios en cualquier caso para compensar los recortes. “Es difícil confiar en el agua del grifo porque su potabilidad puede cambiar de la noche a la mañana”, explica Sabrina Cajoly, activista en defensa del derecho de acceso al agua en el archipiélago, que fue a llevar la voz de los usuarios ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ya instó a Francia a resolver la cuestión del agua en Guadalupe. En febrero también se presentó una denuncia, que reunió al menos a un centenar de personas, para afirmar una “delito de exponer a otra persona a un riesgo inmediato de muerte”.

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