FAnte la grave y duradera crisis de la psiquiatría, la reforma de la atención ambulatoria es una prioridad. De hecho, deberían estar mucho más desarrollados de lo que están hoy. Los cuidados en la ciudad sólo tienen ventajas para las personas afectadas por trastornos psicológicos, como evitar la desintegración familiar y social, así como el uso de la coerción, limitar el estigma y hacer que los cuidados sean más aceptables y, por tanto, más aceptados.
Esta recomendación es la de todos los informes sucesivos sobre salud mental pero, aparte de algunos avances marginales aquí y allá, el objetivo está lejos de alcanzarse. Se han eliminado muchas camas de hospitalización, pero la atención ambulatoria no se ha desarrollado lo suficiente como para reemplazarlas, lo que tiene como consecuencia la saturación de los servicios restantes, tiempos de espera inaceptables en las salas de urgencia y un número alarmante de interrupciones en la atención.
Financiación cortada
El principal obstáculo para la llegada de un nuevo modelo de atención parece ser la vinculación hospitalaria de equipos psiquiátricos ambulatorios. Esta conexión contribuye a la preeminencia de una cultura hospitalaria en el diseño de la atención, alejada de la vida de los pacientes y de la de otros actores médicos y sociales. Además, la financiación todavía tiende a valorar mucho más las actividades de hospitalización que la atención ambulatoria.
Esto se hace evidente cuando se trata de intervenciones comunitarias desconocidas para otras especialidades: visitas domiciliarias, rehabilitación socioprofesional, salidas terapéuticas, terapias de grupo, consultas interprofesionales, etc. Así, los puestos asignados y el tiempo del personal son absorbidos por la atención de los pacientes hospitalizados, en detrimento de la psiquiatría extramuros.
Además, en el sistema actual no es posible proteger los presupuestos psiquiátricos: en los establecimientos polivalentes, es común ver que esta financiación se utiliza para cubrir otras necesidades del hospital.
Es necesaria otra visión de la salud mental, hay que sacar la psiquiatría del hospital. Por ello nos proponemos cambiar radicalmente el modelo organizativo. El corazón del sistema de atención psiquiátrica debe ubicarse fuera del hospital, lo más cerca posible de los pacientes.
Este desarrollo podría tener lugar en dos etapas.
Atención ambulatoria e inclusiva
El primero tendría como objetivo reunir, en un órgano de coordinación, a todos los actores implicados en el itinerario asistencial de un territorio: servicios y establecimientos psiquiátricos y de psiquiatría infantil (sectorizados y no sectorizados, públicos y privados), profesionales de la ciudad, asociaciones. en representación de usuarios y cuidadores, instituciones y organizaciones médico-sociales, centros municipales de acción social, etc.
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2024-05-10 07:08:50
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