Escándalo de sangre infectada: los niños fueron utilizados como ‘conejillos de indias’ en ensayos clínicos

Luke O’Shea-Phillips, de 42 años, tiene hemofilia leve, un trastorno de la coagulación de la sangre que provoca que le salgan moretones y sangre con más facilidad que la mayoría.

Contrajo la infección viral potencialmente letal hepatitis C mientras recibía tratamiento en el Hospital Middlesex, en el centro de Londres, que le fue administrada debido a un pequeño corte en la boca, cuando tenía tres años, en 1985.

Los documentos vistos por la BBC sugieren que le dieron deliberadamente el producto sanguíneo, que su médico sabía que podría haber estado infectado, para poder inscribirlo en un ensayo clínico.

El médico quería saber qué probabilidades había de que los pacientes contrajeran enfermedades a causa de una nueva versión del factor VIII tratado térmicamente. Aunque nunca antes había recibido tratamiento por su afección, a Luke le dieron factor VIII tratado térmicamente para detener el sangrado de la boca.

Una carta del médico de Luke, Samuel Machin, a otro experto en hemofilia, fue presentada como prueba para la investigación pública sobre el escándalo de la sangre infectada.

En una carta a Peter Kernoff, del Royal Free Hospital de Londres, el doctor Machin detalló el tratamiento de Luke y de otro niño y preguntó: “Espero que sean adecuados para su prueba de tratamiento térmico”.

Meses antes, el Dr. Kernoff había pedido a sus colegas médicos en el campo que identificaran pacientes adecuados para ensayos clínicos. Específicamente, dijo, tenían que ser “pacientes no tratados previamente”, conocidos como “PUP” en la comunidad médica.

También fueron apodados “vírgenes hemofílicos”, un término escrito en el historial médico de Luke por el Dr. Machin.

“Fui un conejillo de indias en ensayos clínicos que podrían haberme matado”, le dijo Luke a la BBC. “No hay otra manera de explicarlo: mi tratamiento cambió para que pudiera inscribirme en ensayos clínicos. Este cambio en la medicación me provocó una enfermedad mortal, la hepatitis C, pero ni siquiera se lo dije a mi madre”.

“Para el mundo científico, ser un hemofílico virgen fue un beneficio increíble”, añadió. “Para ser una placa de Petri limpia para comprender la ciencia, sin lugar a dudas fui parte de eso”.