PARÍS – Las naciones más grandes de Europa han sacado en avión a más de 9.000 afganos de su país en las últimas semanas y se están preparando para la posibilidad de que lleguen cientos de miles más, en lo que sería una prueba importante de la capacidad de la región para absorber otra ola de inmigrantes de el mundo musulmán.
Los funcionarios están decididos a evitar que se repita el caos de la última gran ola de migrantes en 2015, cuando más de 1,3 millones de personas de Siria, Afganistán y otras naciones llegaron a Europa, alimentando la agitación social y política en todo el continente.
Un desafío central para las autoridades es filtrar rápida y eficazmente a los recién llegados, que provienen de una zona de conflicto controlada por fuerzas talibanes hostiles a Occidente y donde operan grupos terroristas islamistas como Al Qaeda y el Estado Islámico. Muchos carecen de pasaportes u otros documentos de identificación fiables.
Ya ha habido problemas. Las autoridades francesas y alemanas dijeron esta semana que habían señalado a varios evacuados como riesgos para la seguridad, y Francia puso a cinco de ellos bajo vigilancia.
Se avecina un desafío mayor, ya que se espera que los afganos que viajan por rutas terrestres lleguen al continente en un número mucho mayor que los funcionarios esperan.
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