El grupo prodemocrático de Hong Kong que organizó tres décadas de vigilias en conmemoración de las víctimas de la masacre de la Plaza Tiananmen de Beijing votó a favor de disolverse ante la radical represión de China contra la disidencia.
La Alianza de Hong Kong fue uno de los símbolos más destacados de la antigua pluralidad política de la ciudad, y su disolución el sábado es la última ilustración de la rapidez con la que China está remodelando el centro empresarial a su propia imagen autoritaria.
Después de anunciar la decisión de disolverse, un representante de la alianza leyó una carta de su presidente Lee Cheuk-yan, quien está en la cárcel.
“Un régimen no puede quitarle la memoria y la conciencia al pueblo”, decía la carta. “Las creencias de la Alianza de Hong Kong se transmitirán en los corazones de los habitantes de Hong Kong”.
Muchos de los líderes de la alianza están detenidos por participar en el movimiento democrático de la ciudad.
A principios de este mes, la policía acusó a tres figuras importantes, incluido Lee, de subversión, un crimen de seguridad nacional.
Esa misma semana, los agentes allanaron un museo cerrado que el grupo dirigió para conmemorar la letal represión de la Plaza de Tiananmen en 1989 en Beijing, y se llevaron exhibiciones, recuerdos y fotografías del evento histórico.
La policía también ordenó al grupo que retirara su sitio web y sus plataformas de redes sociales y las autoridades prometieron revocar su registro como empresa.
El liderazgo de la alianza estaba dividido sobre si se disolvía.
“Todavía espero mostrar las creencias de la Alianza de Hong Kong al mundo y continuar este movimiento que ya ha durado 32 años”, escribió Chow Hang Tung, un abogado y uno de los tres líderes acusados de subversión, desde la prisión a principios de esta semana.
Pero otras figuras clave, incluidos Lee y Albert Ho, habían señalado que apoyaban la disolución del grupo.
La Oficina de Enlace, que representa al gobierno central de Beijing en Hong Kong, calificó la disolución del grupo como “el destino inevitable de los grupos anti-China en Hong Kong”, según la agencia de noticias estatal Xinhua.
También dijo que las “actividades desestabilizadoras” del grupo “no se descartarán” y que aquellos que “arruinaron Hong Kong no pueden escapar a la justicia”, dijo Xinhua.
Las protestas democráticas enormes y a menudo violentas envolvieron a Hong Kong en 2019. China respondió imponiendo una nueva ley de seguridad nacional que ha criminalizado gran parte de la disidencia y lanzando una campaña para purgar la ciudad de personas y grupos considerados desleales.
Más de 90 personas han sido acusadas conforme a la ley, mientras que decenas de grupos de la sociedad civil, incluidos sindicatos y partidos políticos, se han disuelto.
Se le dijo a la alianza que estaba siendo investigada por la unidad de seguridad nacional a principios de este año y se le ordenó entregar una serie de documentos y detalles sobre su membresía.
A diferencia de muchos grupos de oposición que rápidamente se retiraron u obedecieron las solicitudes de la policía, adoptó un enfoque más desafiante.
Muchas de sus figuras principales son abogados y argumentaron que la solicitud policial era ilegal.
Una vez que la alianza confirmó que no cooperaría con la investigación, la policía presentó cargos de subversión contra sus líderes.
Cada 4 de junio, el grupo organizaba vigilias con velas en el Parque Victoria de Hong Kong para conmemorar la masacre de Tiananmen. Fueron atendidos habitualmente por decenas de miles de residentes, y las multitudes aumentaron en los últimos años a medida que se intensificaba la ira por cómo Pekín estaba dirigiendo la ciudad.
Esa ira explotó en siete meses de protestas por la democracia en 2019.
Desde entonces, Beijing ha dejado en claro que ya no tolerará el recuerdo de Tiananmen en Hong Kong o Macao, los únicos dos lugares dentro de China donde podría tener lugar el recuerdo público.
El alto funcionario de China en Hong Kong describió recientemente a quienes piden “poner fin a la dictadura del partido único” como “enemigos reales”. Entonces se intensificó la acción policial contra la alianza.
Las dos últimas vigilias de Tiananmen fueron prohibidas, y las autoridades citaron la pandemia del coronavirus y los temores de seguridad.