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El malestar económico y el impacto de las restricciones por el covid-19 están provocando que algunos jóvenes chinos pospongan sus planes de casarse o tener hijos, lo que va en contra de los esfuerzos de Pekín por aumentar la natalidad.
Algunos demógrafos ahora ven 2022 como el año en que la población de China comienza a reducirse, en parte como resultado de la creciente incertidumbre entre los jóvenes sobre cómo ganarse la vida.