El equipo olímpico de Rusia son los parias de los Juegos de Tokio. Y, caramba, lo están disfrutando.
Aceptados a regañadientes en los Juegos bajo la bandera del Comité Olímpico Ruso después de que una investigación internacional descubrió años de dopaje sistemático patrocinado por el estado, los atletas rusos llegaron con mal humor, enviando a casa informes de condiciones de vida estrechas, camas de cartón y duchas rotas.
Luego, en los últimos días, el equipo se ha relajado y ha comenzado a ganar. Desafiante.
Para muchos atletas en Tokio, los rusos ni siquiera deberían estar aquí. La prohibición de cuatro años impuesta por la Agencia Mundial Antidopaje en 2019, posteriormente reducida a dos años en el tribunal, debería haberlos descartado. En cambio, con la victoria en la gimnasia por equipos masculina y femenina, en la esgrima, el tiro y más, han estado rindiendo más allá de las expectativas.
Después de la victoria de Evgeny Rylov en los 200 metros espalda el viernes, los medallistas de plata y bronce, el estadounidense Ryan Murphy y el británico Luke Greenbank, ambos gritaron falta, aunque sin acusar al propio Rylov de dopaje. “Es frustrante saber que hay un programa de dopaje patrocinado por el estado y no se está haciendo más para abordarlo”, dijo Greenbank. La remadora estadounidense Megan Kalmoe también hizo un salto después de que las rusas ocuparan el segundo lugar en el evento de parejas femeninas. “Ver a un equipo que ni siquiera debería estar aquí irse con una medalla de plata es una sensación desagradable”, tuiteó.
Obviamente, no todos los atletas rusos deberían ser tratados con el mismo cepillo; tampoco pueden ser considerados personalmente responsables por el dopaje sistemático patrocinado por el estado. Rylov se negó a entrar en una guerra de palabras en la piscina, pero la estrella del tenis Daniil Medvedev estalló de ira después de malinterpretar la pregunta de un periodista sobre el dopaje como una acusación contra él personalmente. El jueves, después de perder en los cuartos de final, el No. 2 del mundo estrelló su raqueta contra la cancha antes de lanzarla hacia las gradas vacías en el Ariake Tennis Park. (Otro ruso, Karen Khachanov, pasa a la final masculina, donde se enfrentará a Alexander Zverev de Alemania, cuyos padres jugaron para la antigua Unión Soviética).
En retrospectiva, parece claro que el engaño desordenado del COI al permitir que los rusos compitan en Tokio, pero no marchar detrás de su bandera o escuchar su himno en el podio, siempre motivará al equipo en el campo de competencia.
Como siempre, los ganadores son sonrientes. En una perorata extraordinaria sobre el feed de Twitter en ruso de la República de China el viernes, un funcionario anónimo se quejó de que “la propaganda en inglés rezuma … a través de la boca de los atletas ofendidos por la derrota”.
“Nuestras victorias aquí están claramente desconcertando a nuestros colegas. Sí, estamos aquí en los Juegos Olímpicos y absolutamente por derecho, le guste a la gente o no ”, dijo.
“Hay que saber perder, pero no todo el mundo tiene ese don. El viejo Sharmanka (órgano de barril) vuelve a tocar la canción sobre el dopaje ruso (y) alguien está girando la manija con cuidado.
“Perdonamos a los más débiles que nosotros. Dios es su juez y nuestro ayudador ”.
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