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Primero, los investigadores deben establecer una dosis segura y efectiva, que puede ser menor que la dosis en adultos o adolescentes. Lo harán probando diferentes dosis, primero en niños mayores, por ejemplo, de 5 a 11 años, antes de pasar a niños de 2 a 4 años y luego en niños de tan solo 6 meses. Luego, probarán si las vacunas son seguras o efectivas, midiendo si desencadenan respuestas inmunes equivalentes en la sangre de los niños. Pfizer espera tener datos sobre niños de tan solo 2 años para septiembre u octubre, y se esperan datos de niños más pequeños para fin de año.