Los datos muestran que las tasas de iGAS se han disparado a un nivel más de cuatro veces superior al que tenían antes de la pandemia de covid, con más muertes infantiles este invierno que en un año normal.
La infección por estreptococo A es común y en su mayoría conduce a amigdalitis o faringitis estreptocócica y es fácilmente tratable con antibióticos, a saber, penicilina en el Reino Unido.
Pero los médicos están bajo una presión cada vez mayor para reducir la cantidad de antibióticos que recetan como resultado del aumento de superbacterias, bacterias que son resistentes a los antibióticos.
Se predice que las superbacterias matarán a 10 millones de personas al año para 2050, y los expertos dicen que esta “pandemia silenciosa” es la amenaza más grave para la humanidad.
Las autoridades sanitarias del Reino Unido probaron previamente pagar a los proveedores de atención médica para reducir sus niveles de prescripción de antibióticos y establecieron el objetivo de reducir la prescripción en un 15 por ciento.
La Asociación Médica Británica rechazó los planes para permitir que los farmacéuticos receten antibióticos porque “los antibióticos son un recurso precioso y deben recetarse solo cuando sea absolutamente necesario”.
Pero aunque los antibióticos se recetan en exceso en alrededor del 40 por ciento, y a menudo se administran para los resfriados causados por virus que son inmunes a los medicamentos, no hay pruebas disponibles para los médicos de cabecera para saber si un niño enfermo tiene una infección bacteriana o viral.
Como resultado, los médicos tienen la tarea de reducir la administración de antibióticos sin saber realmente qué pacientes los necesitan y cuáles no.
‘Un poco enojado’ porque los médicos tienen que usar conjeturas
“Actualmente, el precio de un antibiótico siempre es más barato que el precio de un diagnóstico”, dice Jim O’Neil, el economista detrás de la revisión fundamental de 2016 sobre la resistencia a los antimicrobianos encargada por el entonces primer ministro David Cameron.
“Me parece un poco loco, a pesar de lo brillantes que son los médicos, que adivinen si alguien quiere un antibiótico en primer lugar y luego qué tipo de antibiótico”, dijo Lord O’Neill.
Pero ahora, si bien se han logrado avances en la reducción de las recetas de antibióticos, una infección bacteriana que es fácilmente tratable ha matado a seis niños que podrían haber sobrevivido si se les hubiera administrado antibióticos antes.
El estreptococo A es una bacteria que a veces se encuentra en la garganta o en la piel y se contagia a través del contacto cercano y al toser y estornudar y normalmente conduce a la faringitis estreptocócica.
En casos severos, puede provocar iGAS si ingresa al torrente sanguíneo a través de grietas en la piel o si un niño tiene un sistema inmunológico debilitado. iGAS puede provocar sepsis o shock y, en casos extremadamente raros, meningitis, y puede matar rápidamente a un paciente.
Los datos de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) muestran que en tiempos previos a la pandemia para niños de entre uno y cuatro años hubo 0,5 casos de iGAS por cada 100.000. Sin embargo, la cifra actual es de 2,3 por 100.000.
Para los niños de entre cinco y nueve años, se ha más que triplicado, de 0,3 por 100.000 a 1,1 por 100.000.