Mujer de Highgate con anemia falciforme ayudada por una nueva píldora

La Dra. Jennifer O’Connor es una de las 17.000 personas que viven en Inglaterra con anemia falciforme, que hace que los glóbulos rojos adopten forma de “hoz”, se rompan y mueran prematuramente.

Esto deja a los afectados con anemia crónica y episodios de dolor incapacitante, que pueden poner en peligro la vida y con frecuencia requieren atención hospitalaria.

Hasta hace poco, el tratamiento consistía a menudo en transfusiones de sangre, pero algunas personas reaccionan a ellas o no desean recibirlas.

Jennie es una de estos pacientes, ya que las transfusiones hacen que desarrolle anticuerpos potencialmente mortales.

Esto significó que durante muchos años, el académico estuvo atrapado en “una rutina constante de cansancio”, además de tener que vivir con dolores tanto agudos como crónicos.

Pero en 2022, el Dr. Ryan Mullally del Hospital Whittington se puso en contacto con Jennie y le dijo que sería adecuada para un nuevo medicamento llamado Voxelotor.

En ese momento, tit estaba disponible a modo de prueba en forma de pastilla que se tomaba una vez al día, pero ahora está disponible en el NHS para todos los pacientes elegibles.

Whittington Health ha dicho que la píldora podría ayudar a hasta 4.000 pacientes a reducir la necesidad de transfusiones de sangre y a necesitar menos citas hospitalarias.

La anemia falciforme es generalmente más común en personas de ascendencia negra africana, caribeña, de Medio Oriente y del sur de Asia.

Para Jennie, de ascendencia británica jamaicana y que ha perdido a dos hermanos a causa de la enfermedad, la píldora le ha cambiado la vida.

Tras haber sido diagnosticada al nacer, Jennie afirma que por primera vez en su vida se ha sentido “normal”.

Jennie explicó: “Fue sólo cuestión de semanas antes de que sintiera un impacto muy positivo, lo cual fue confirmado por el aumento de mi hemoglobina”.

Y agregó: “Sentí más energía, menos cansancio, menos fatiga y con el tiempo el nivel de dolor crónico se redujo.

“Mi analgésico se ha reducido significativamente y no ha habido episodios de crisis agudas.

“Mi calidad de vida general por primera vez se sintió ‘normal’ y mi familia notó los cambios. Ahora es cuestión de aprender a prosperar con esta nueva normalidad”.