Nigel Mansell: ‘Ayrton podría bloquear como un autobús de dos pisos en Mónaco’ | Ayrton Senna

tl Gran Premio de Mónaco es la carrera que muchos pilotos de Fórmula Uno más quieren ganar, pero para Nigel Mansell siempre fue la que se le escapó. Pero el ex campeón del mundo no se arrepiente: quizás no haya ido lo suficientemente lejos en su magnífica batalla con Ayrton Senna en las calles de Montecarlo en 1992.

“Nos acercamos mucho y él bloqueó muy bien y mal”, recuerda Mansell. “Todos estos años después, creo que tal vez debería haberle empujado hacia atrás en una de las esquinas. Si hubiéramos cambiado de bando y Ayrton me hubiera seguido, estoy seguro de que me habría derribado en una de las curvas, pero aun así fue una carrera fantástica”.

Mansell ganó el título ese año, pero además de sus logros al convertirse en campeón de F1 e IndyCar, el piloto de 70 años sigue siendo el piloto con más victorias en grandes premios (31) sin haber cruzado la bandera a cuadros en Mónaco.

En su pompa era incontenible, pero pocos saben que hoy en día le gusta usar un punto de magia para marcar una diferencia en la vida de los niños. Mansell es presidente de la organización benéfica UK Youth, dedicada a ayudar a jóvenes desfavorecidos, y cuando conoce a los niños involucrados, establece una conexión no jugando con su pasado sino con un juego de manos. “Consigo una baraja de cartas y hago trucos, haciendo que aparezcan cartas y todo lo demás”, dice.

“Hacer un poco de magia para ellos los involucra y hay que involucrar a los jóvenes porque todos tienen historias. Alguien podría decir: ‘Solías conducir coches, ¿no?’ Yo digo: ‘A veces es un poco como un taxi, es como un taxi rápido’, y ellos se ríen y de repente eres uno de sus compañeros”.

Sin embargo, podía contarles algunas historias poderosas y el piloto que los fanáticos de Ferrari proclamaban como El león – el León – revive felizmente uno de los finales más importantes de Mónaco.

Conduciendo el FW14B Williams diseñado por Adrian Newey en 1992, Mansell había conquistado todo con cinco victorias seguidas, confiando en una sexta para poner fin a su vudú en Mónaco.

En la clasificación fue un segundo más rápido que su compañero de equipo, Riccardo Patrese, con Senna en el McLaren en tercer lugar pero sin el ritmo para igualar. Parecía hecho y desempolvado, incluso con Senna como maestro en Mónaco. En 1992 obtuvo cuatro victorias de cinco y, antes de su prematura muerte hace 30 años en Imola, lograría un récord de seis victorias en el principado.

Buscando alguna ventaja, Senna superó a Patrese al principio para estar en el lugar correcto para tomar ventaja en caso de que Mansell flaqueara. Pero sus esfuerzos parecían haber sido en vano, con el piloto británico con 30 segundos de ventaja en la vuelta 71. Luego todo se vino abajo. Al atravesar el túnel, Mansell sintió que algo se movía en la parte trasera, tal vez un pinchazo, pero también se sospechaba que era una tuerca de rueda suelta, de cualquier manera tuvo que entrar en boxes.

Senna tomó la delantera y Mansell salió tras él como un poseso. “Sabía que no iba a ser fácil, pero podía alcanzarlo con goma nueva”, dice. La diferencia era de 5,1 segundos, pero a falta de tres vueltas había alcanzado a Senna y estaba trepando por todo el alerón trasero del McLaren.

Lo que siguió fue épico. Mansell cargó, se lanzó y utilizó todos los trucos posibles para intentar pasar o forzar un error, pero fue en vano. Senna manejó una línea defensiva brillante y, como suele ocurrir en Mónaco, no había forma de pasar. Después, Mansell felicitó a Senna, pero cree que hoy en día sería una historia diferente, sin quitar nada de la pelea que disfrutaron.

“Con las reglas como estaban, Ayrton podía bloquear como un autobús de dos pisos”, dice. “Pero hoy le habrían metido 10 penaltis, no habría podido hacerlo.

“Lo que hay que sacar de esto es cómo dos campeones increíbles pueden correr juntos a centímetros en un circuito como Mónaco y no chocar entre sí. Incluso con los bloqueos y las pruebas de frenos, no nos golpeamos y dimos un gran espectáculo en las últimas vueltas”.

omitir la promoción pasada del boletín

después de la promoción del boletín

Ese increíble espectáculo concluyó con imágenes de un Mansell exhausto, apenas capaz de mantenerse en pie, teniendo que ser apoyado físicamente hasta el podio. Sin embargo, no admite ninguna sugerencia de que haya sido teatro, y explica que condujo esa temporada con tres dedos rotos e insiste en que Mónaco estaba castigando.

“Puse toda mi energía en hacerlo”, dice. “El dolor que tuve en la pierna y el pie después de esa carrera fue el peor dolor que tuve en cualquier carrera de ese año, fue increíble. Entonces sí, fue agotamiento. La energía nerviosa que se siente bajo esos rigores es alucinante. Nunca le dije a nadie el dolor que sentía. Todo lo que quería era colapsar, simplemente me sentí aliviado de que hubiera terminado”.

Había sido una pelea inmensa, pero considerándola ahora, es la muerte de Senna. A Mansell todavía le resulta difícil aceptarlo. “Todavía hay una parte de mí que piensa que él está por aquí, todos pensaban que Ayrton era a prueba de balas”, dice. “Incluso 30 años después, para una parte de mí todavía se siente como un shock.

“Ayrton era un ícono del deporte, lo que podía hacer dentro y fuera del auto fue increíble. Estoy orgulloso de haberlo conocido y haber corrido tan duro con él”.

Mansell ganó cuatro grandes premios más esa temporada y se llevó el título en Hungría. El león Era indomable pero Mónaco seguía fuera de su alcance y Senna conocía la magnitud de su logro reconociendo: “Se sintió bien domar al león”.