La oficina central de salud pública y epidemiología informó de un número récord de casos de tosferina en las vecinas Croacia y Serbia. En Hungría, la cobertura de vacunación es elevada, superior al 98%, gracias a la vacunación obligatoria y a las actividades de vigilancia epidemiológica relacionadas con la vacunación. No son de esperar brotes importantes, pero siempre pueden ocurrir casos esporádicos.
La tos ferina, conocida en términos médicos como tos ferina, es una enfermedad infecciosa de declaración obligatoria causada por la bacteria Bordetella pertussis. La tos ferina causó grandes epidemias entre los niños antes de la introducción de la vacuna; hoy en día, una enfermedad puede aparecer a cualquier edad. Se transmite por infección por gotitas, rara vez por contacto directo o a través de objetos. Los síntomas suelen aparecer varias semanas después de la infección. Al principio, son similares al resfriado común y, después de unas dos semanas, la tos se vuelve intensa y presenta ataques. Los síntomas suelen desaparecer después de 2 a 3 semanas, pero la recuperación completa puede llevar meses y puede ser fatal si no se trata. La enfermedad se puede curar bien con tratamiento con antibióticos. La enfermedad leve y atípica es común entre los adultos y las personas vacunadas contra la tos ferina.
En el ámbito de las enfermedades infecciosas prevenibles mediante vacunación, Hungría ha logrado resultados de los que puede enorgullecerse con razón. Alrededor del 99 por ciento la vacunación, así como las enfermedades infecciosas infantiles que se han reducido a un nivel esporádico y pueden prevenirse mediante la vacunación, no es casualidad que los resultados obtenidos también sean reconocidos por los países del Este y del Oeste. Actualmente, en nuestro país, la vacunación contra 12 enfermedades infecciosas se realiza como parte del calendario de vacunación obligatoria por edad.
La vacunación administrada a familiares y parientes cercanos ayuda a proteger a las personas mayores y a las personas que no pueden ser vacunadas debido a su estado de salud. Por otro lado, en focos más extensos de no vacunados (por ejemplo, entre grupos antivacunas), la bacteria se propaga más fácilmente y muchas personas pueden enfermarse. Los adultos pueden refrescar su inmunidad infantil con una vacuna de refuerzo. Es especialmente importante administrar la vacuna cuando llega un nuevo bebé a la familia. Los bebés reciben sus primeras vacunas a la edad de 2, 3 o 4 meses. Si el bebé se infecta incluso antes de que se haya desarrollado la inmunidad proporcionada por las vacunas, la enfermedad puede ser grave e incluso poner en peligro su vida. Por eso es importante resaltar que la protección de los miembros de la familia, especialmente de la madre, puede evitar que un bebé se infecte en las primeras etapas de la vida. Para ello, es necesario que los familiares soliciten una vacuna de refuerzo incluso antes de la llegada del bebé.
Lo anterior también demuestra que la vacunación es la forma más eficaz de prevenir determinadas enfermedades infecciosas y de prevenir enfermedades con síntomas clínicos graves.