Colonia – Se ha revelado el primer “misterio”: el cantante de ópera Rolando Villazón fue la primera celebridad en esconderse bajo la recién introducida máscara cambiante en el espectáculo de ProSieben “El cantante enmascarado”. El tenor de 52 años se quitó el disfraz de “Mystery” durante el espectáculo.
La máscara es una nueva incorporación al programa: cada episodio de la nueva temporada presenta una celebridad diferente debajo de ella. Por lo tanto, sólo tiene una breve aparición en el formato, y Villazón fue el primero en hacerlo. “Fue divertido”, dijo la estrella de la ópera, nacida en la Ciudad de México.
Rápidamente quedó claro que detrás de la máscara había un verdadero cantante profesional: la actuación con la canción “Somebody To Love” de Queen fue demasiado buena. “Es increíble lo buena que fue esta actuación”, dijo la presentadora Palina Rojinski (38), quien recientemente se unió al equipo de asesoramiento del programa.
Su colega Max Giesinger (35) afirmó que detrás tenía que haber “un verdadero artista”. El “misterio” “alcanzó muy bien todas las notas altas”. “Casi diría que con formación en canto clásico”, adivinó Giesinger.
El rompecabezas no parecía tan simple
Sin embargo, al equipo de adivinanzas no se le ocurrió el nombre de Rolando Villazón. Por ejemplo, Rojinski adivinó al comediante y presentador Thomas Hermanns (61), Giesinger adivinó al cantante alemán Max Raabe (61). Los espectadores tuvieron mejor olfato: en una votación de ProSieben, Villazón quedó en tercer lugar.
En el próximo episodio de “The Masked Singer”, se dice que otra celebridad está bajo el disfraz “misterioso”. Hasta ahora nunca se había producido un cambio tan espectacular bajo una sola máscara en el espectáculo. Los disfraces siempre fueron asignados a alguna celebridad. Si una máscara recibía muy pocos votos, era eliminada del concurso. Sin embargo, el “Mysterium” ahora canta fuera de la competencia regular.
En el programa, las celebridades aparecen como cantantes pero ocultan sus verdaderas identidades detrás de grandes disfraces. Sólo su voz y misteriosas pistas dan una idea de quién está en el escenario.
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