Super Size Me fue un truco tremendo y descarado; no es de extrañar que Morgan Spurlock nunca lo igualara | Película

tHace muchos años, nadie se benefició más del boom documental de Michael Moore que el cómic gonzo doc. Morgan Spurlock quien realmente punkó al gigante corporativo McDonald’s con su escandalosa película de 2004 Super Size Me. Fue un descaro que aprovechó el sentimiento anticorporaciones y anti-comida rápida que había ido creciendo, especialmente en este país desde el juicio a McLibel.

Avergonzó a la organización McDonald’s y él solo los presionó para que retiraran sus políticas de megaporciones e incluso para que ofrecieran opciones “saludables” poco convincentes. Lo obligó a comer un triple Mac de vergüenza con una guarnición de contrición. Y estaba sucediendo en una era anterior a las redes sociales, cuando este tipo de levantamiento populista protoviral era muy difícil de crear.

Spurlock había llegado al cine procedente de sus carreras anteriores como dramaturgo y cómico de bromas de MTV (con su programa I Bet You Will, desafiando al público a realizar acrobacias extravagantes).

Se sintonizó brillantemente con el nuevo humor extravagantemente confrontativo, accesible y ampliamente centrado en temas concretos en el documental que Moore puso de moda. Spurlock también fue el antepasado de la legendaria obra maestra de comedia de acción de Sacha Baron Cohen, Borat.

Su asquerosa misión era no comer nada más que comida de McDonald’s durante 30 días, aprovechando siempre que fuera posible la opción “supersize” ofrecida irresponsablemente.

Fue una película muy entretenida y demostró… bueno… ¿qué exactamente? Demostró, o al menos argumentó de manera divertida, que McDonald’s estaba fomentando la obesidad y la adicción. A través de su atracón, Spurlock de hecho (adivinen qué) estaba engordando, enfermándose y, lo que es más importante, deprimido.

Por supuesto, nadie creía seriamente que pudiera pasar algo más. Comer nada más que manzanas súper saludables también sería malo para ti. Y desde entonces, se ha revelado que el persistente consumo excesivo de alcohol de Spurlock durante esos legendarios 30 días hace que la película sea aún menos valiosa como experimento científico y, además, su ingesta real de alimentos nunca fue revelada claramente.

Pero la genialidad de Spurlock en la película fue que no hablaba demasiado en serio al respecto. Su terrible experiencia con la comida chatarra fue el punto cómico y espectacular. Quizás McDonald’s no se vea tan diferente hoy en día de cómo lucía cuando Spurlock estaba retocando su nariz corporativa, pero ayudó a cambiar la conversación en torno a la alimentación saludable. Un año después, nuestro propio Jamie Oliver comenzó su campaña contra los twizzlers de pavo en las comidas escolares estatales, una campaña efectivamente inspirada en Spurlock.

En realidad, nunca volvió a disfrutar del mismo éxito. Su La mejor película jamás vendida (2011) fue un intento moderadamente divertido de ver si se puede financiar una película completa mediante la colocación de productos. Pero su ¿En qué parte del mundo está Osama bin Laden? (2008) tomaron una pregunta válida (esto fue, por supuesto, antes de que Bin Laden fuera descubierto y asesinado en 2011) y proporcionaron una falta de respuesta tonta y sin gracia. Su película voladora sobre One Direction, Somos nosotros (2013) fue un trabajo eficiente pero poco inspirado que cualquiera podría haber realizado.

En todo caso, Super Size Me fue su obra maestra: un documental que realmente tuvo un efecto y desafió la forma en que pensamos sobre la comida.