La economía de China está cojeando bajo el peso de las ineficiencias del mercado creadas por el gobierno, las políticas draconianas de bloqueo de Covid, una burbuja inmobiliaria que implosiona y una población que envejece. Pero la autodestructiva Ley de Reducción de la Inflación del Congreso otorga al presidente Xi Jinping algo que celebrar este noviembre en el XX Congreso Nacional del Partido Comunista.
Con un solo acto legislativo, los demócratas aumentaron la influencia geopolítica de Beijing, redujeron el nivel de vida estadounidense y la competitividad económica mundial, y ayudaron a las ambiciones de Xi de dominar la biotecnología. El truco es que los demócratas les han dicho a los estadounidenses que su proyecto de ley asestará un duro golpe a China. Los estadounidenses tendrán un duro despertar cuando descubran la verdad.