El mundo ha estado observando cómo el gigante inmobiliario chino Evergrande se tambalea, y algunos se han preguntado si Beijing pronto tendrá un momento similar al colapso de Lehman Brothers en 2008 en Estados Unidos. Xi Jinping puede lograr evitar el estallido de la burbuja inmobiliaria, pero la economía de China no se encamina hacia un crecimiento más sostenible. Los problemas de Evergrande son un recordatorio de que la economía política de China bajo el gobierno de Xi se ha vuelto aún más inestable, incluso cuando Pekín se impacienta más por desplazar a Estados Unidos como potencia dominante. El tiempo no está del lado de China.
La crisis financiera mundial que comenzó con el colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008 provocó una grave crisis de liquidez, ya que las instituciones financieras perdieron la fe en la capacidad de las empresas comerciales y de las demás para reembolsar sus préstamos. El sistema financiero de China no funciona de esta manera. La pérdida de la fe en el valor comercial de otras entidades no es fatal. En cambio, los bancos y otras instituciones financieras otorgan préstamos indefectiblemente si los amos políticos se lo ordenan.
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