GLASGOW — Después de una semana de conversaciones sobre el clima aquí en la cumbre COP26, los negociadores están lidiando con un problema matemático fundamental: los compromisos que los gobiernos han hecho colectivamente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no se suman a lo que los científicos creen que es necesario para evitar las más destructivas efectos del calentamiento global.
Abordar esa deficiencia es una de las principales tareas de la segunda semana de la cumbre. Los negociadores de gobiernos clave, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, ya no confían en que unos pocos grandes países en desarrollo presenten recortes más profundos durante la propia cumbre, según los funcionarios. En cambio, planean pasar el resto de la conferencia negociando cómo presionar a los gobiernos para que hagan compromisos nuevos y más ambiciosos en el futuro cercano.
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