Dos personas murieron y al menos 20 resultaron heridas la madrugada del domingo cuando tres tiradores dispararon indiscriminadamente contra una multitud frente a un concierto en el área de Miami, dijo la policía, el último tiroteo en un año que ha visto un aumento tanto en la venta de armas como en la violencia con armas.
Los disparos estallaron cerca de un salón de banquetes y eventos en un centro comercial en Miami Gardens, una comunidad de familias de clase trabajadora fuertemente cubana.
Angélica Green dijo a los periodistas en el lugar que su hijo y su sobrino, ambos de 24 años, estaban entre los heridos en el tiroteo en la madrugada del domingo. Ambos estaban en el hospital recuperándose, aunque el sobrino, herido cuatro veces, se encontraba en estado más grave.
Ella había hablado con su hijo, que estaba “frenético” cuando llamó justo después del tiroteo. “Dicen que algunos tipos salieron con sudaderas con capucha y pasamontañas y empezaron a rociar a la multitud”, dijo, y agregó que fue “muy aterrador”.
El lugar estaba “albergando un evento programado y varios clientes estaban afuera”, dijo el Departamento de Policía de Miami-Dade en un comunicado.
Cuando una camioneta Nissan Pathfinder se acercó a la escena, la policía agregó, “tres sujetos salieron del vehículo y comenzaron a disparar indiscriminadamente contra la multitud”.
El trío huyó. Se desconoce su motivo.
El domingo, se pudieron ver alrededor de una docena de pequeños conos amarillos en la calle fuera del pasillo, marcando donde se encontraron casquillos de bala y evidencia.
Además de las dos personas muertas en el lugar, al menos 20 personas fueron hospitalizadas, una en estado crítico, dijo la policía.
En un tuit, el director del departamento, Alfredo Ramírez III, condenó el “acto cobarde de violencia armada”.
“Estos son asesinos a sangre fría que dispararon indiscriminadamente contra una multitud, y buscaremos justicia”, dijo.
La policía buscaba ayuda de la comunidad para encontrar a los tiradores.
La hija de Chad Harris, de 19 años, estaba entre los heridos.
“Mi hija terminó recibiendo un disparo en medio de esto”, dijo Harris, según CBS News. “Las palabras no pueden expresar cómo me siento en este momento. Es un momento triste”.
Florida sigue marcada por el tiroteo de 2016 en la discoteca Pulse en Orlando, en el que un hombre armado mató a 49 personas, muchas de ellas jóvenes cubanoamericanos.
Durante el año pasado, los homicidios relacionados con armas de fuego aumentaron en todo el país.
El miércoles, un trabajador de transporte público mató a tiros a nueve personas en un depósito de trenes de California antes de apuntar a sí mismo con su arma.
Una búsqueda esta semana de la casa del tirador, que fue incendiada poco antes del ataque, arrojó 12 armas, unas 22.000 rondas de municiones y presuntos cócteles Molotov.
Eso siguió a los recientes tiroteos masivos en Indiana, California, Colorado y Georgia.
Si bien la pandemia de coronavirus ralentizó la violencia en el lugar de trabajo a medida que más personas se quedaron en casa, también registró ventas récord de armas.
En marzo del año pasado, el número de verificaciones de antecedentes federales semanales de compradores de armas superó el millón por primera vez, informó The New York Times. Luego, esta primavera, el número llegó a 1,2 millones en una semana, y muchas ventas fueron a propietarios primerizos.
Estados Unidos tiene una larga y dolorosa historia de violencia armada, un problema que el presidente Joe Biden ha calificado de “epidemia”.
Hubo más de 43.000 muertes relacionadas con armas en el país el año pasado, según el Archivo de Violencia con Armas.
El jefe de policía de Miami, Art Acevedo, emitió un apasionado pedido de acción el domingo.
“Si no nos movilizamos plenamente como sociedad en su contra”, dijo en Twitter, “empeorará antes de mejorar”.
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