Aldenberg describió cómo casi de inmediato fue asignado a un equipo dentro del FBI para ayudar a las familias sobrevivientes a lidiar con el acoso, que comenzó incluso antes de que ocurrieran los funerales de las víctimas. También señaló que su primera tarea después del tiroteo fue brindar seguridad en un servicio religioso para una de las víctimas.
Aldenberg continuó describiendo años de llamadas a su oficina en el FBI, sus intentos de obtener ayuda de sus empleadores y sus temores por la seguridad de su familia. “No estoy preocupado por mí mismo”, dijo más de una vez, reiterando sus temores en nombre de sus seres queridos y los sobrevivientes.
En la mañana del tiroteo, Aldenberg testificó que estaba cambiándose los chalecos y no había terminado de hacerlo cuando recibió la llamada. Así que se fue a la escuela con su chaleco viejo, que no tenía un parche de identificación del FBI en el pecho. Las fotografías que circularon ampliamente en los medios después del tiroteo que mostraban a Aldenberg y otros agentes mientras entraban armados a la escuela fueron la génesis de una teoría de conspiración particular: que él y uno de los padres de las víctimas eran la misma persona, y que él , Aldenberg, no era realmente un agente del FBI. En un momento, afirmó tener cierta responsabilidad y culpa por el hecho de que, debido a que no se movió lo suficientemente rápido esa mañana, el padre de la víctima había soportado más abusos.
La segunda persona en testificar fue Carlee Soto Parisi, la hermana menor sobreviviente de la maestra Vicki Soto, de 27 años, quien murió en su salón de clases mientras intentaba esconder a sus alumnos. Al igual que Aldenberg, Soto Parisi describió sus experiencias en los días, semanas, meses y años posteriores al tiroteo. Ella describió que corrió a la escuela con su madre para tratar de localizar a su hermana después de enterarse de que había habido un tiroteo. Soto Parisi luchó por contener las lágrimas cuando identificó a su hermana en una foto familiar. Y también describió la experiencia de encontrarse con extraños e incluso con un excompañero de clase que se preguntaba si el tiroteo fue inventado, sugiriendo a los demandantes cuán ampliamente se habían difundido las teorías de Jones. Soto Parisi también dijo que, en ocasiones a lo largo de los años, ha negado tener parentesco con su hermana cuando se le pregunta para evitar posibles confrontaciones.
Cuando Soto Parisi terminó su testimonio el primer día de este juicio, lo que surgió como tema fue hasta qué punto cada uno de los testigos había soportado no solo su propia tragedia sino también el trauma, argumentó el abogado de los demandantes, provocado por las fabricaciones de Jones sobre sus pérdidas. Y, posteriormente, también parecía obvio que subir al estrado para relatar estos eventos trágicos que cambiaron la vida y las pérdidas devastadoras fue retraumatizante.
Cerca del final del testimonio de Aldenberg, Mattei, el abogado de los demandantes, le pidió que especificara cuándo él y las víctimas habían dejado de recibir amenazas y acoso. “Continuó”, dijo con fuerza, pareciendo exasperado. “Va a continuar después de hoy”. El abogado de Jones se opuso al comentario con el argumento de que era “especulativo”; Aldenberg dijo: “No es especulativo”. El juez lo sostuvo.