La cápsula de astronauta Starliner de Boeing no se lanzará a la Estación Espacial Internacional hasta que haya pasado por una “solución de problemas de nivel más profundo” para solucionar un problema con las válvulas del sistema de propulsión atascadas, según un comunicado de prensa de la compañía. Esa solución de problemas significa retirar la cápsula del cohete Atlas V al que se ha acoplado y llevarla de regreso a las instalaciones de Boeing.
El intento de lanzamiento inicial de la nave espacial a fines del mes pasado se limpió horas antes del despegue después de que los ingenieros notaron que un grupo de válvulas de combustible en la sección de propulsión del Starliner no estaban colocadas según lo programado. Ese problema de la válvula, cuya causa sigue siendo un misterio, es el último predicamento de ingeniería que maldice a Starliner casi dos años después de que la cápsula fallara en su primer intento de llegar a la estación espacial en 2019.
Con una solución clara al problema de la válvula que aún es difícil de alcanzar, tener que llevar a Starliner de regreso al hangar sacará de la mesa los planes de Boeing para el lanzamiento este mes, y un atasco de otros vuelos programados podría extender el retraso en varios meses. Según el vicepresidente de Boeing, John Vollmer, la compañía “continuará trabajando en el tema desde la fábrica de Starliner y ha decidido retirarse durante esta ventana de lanzamiento para dar paso a otras misiones de prioridad nacional”. La nueva fecha de lanzamiento deberá ser decidida conjuntamente por la NASA, Boeing y United Launch Alliance después de que se haya encontrado y solucionado el problema con las válvulas.
La misión de Starliner, llamada Orbital Flight Test 2 o OFT-2, sería una misión de prueba de aproximadamente diez días sin humanos a bordo. Está listo para lanzarse desde Florida sobre un cohete Atlas 5 de United Launch Alliance, volar a la estación espacial, demostrar un procedimiento de acoplamiento limpio y permanecer atracado durante aproximadamente diez días antes de regresar a la Tierra. Es una repetición de su primer intento en diciembre de 2019, cuando una mezcolanza de fallas de software le impidió llegar a la estación espacial y obligó a un regreso anticipado dos días después del lanzamiento.
Boeing ha dicho que el software no tiene la culpa del nuevo problema de la válvula de Starliner, e indicó en declaraciones anteriores que se trata de un problema de hardware más complejo. Aerojet Rocketdyne, que suministró el sistema de propulsión de Starliner del que forman parte las válvulas, está trabajando con Boeing y la NASA para llegar al fondo del problema.