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Meses después de su guerra contra Ucrania, Moscú continúa permitiendo que sus propios ciudadanos accedan a YouTube, lo que deja un vacío evidente en su esfuerzo por controlar lo que los rusos ven y escuchan sobre el conflicto.
El servicio de transmisión de video, propiedad de Alfabeto Google es uno de los pocos lugares donde los rusos pueden ver y discutir imágenes de la guerra de medios independientes. Rusia ha restringido el acceso nacional a muchas otras grandes plataformas, incluidos sitios de noticias y Facebook—desde que comenzó el conflicto.