Una lista cada vez mayor de líderes europeos aboga por el uso de la vacuna Sputnik V de Rusia en medio de la frustración por los lentos esfuerzos de inoculación de Covid-19 en el continente, lo que alimenta la controversia en una región cuyas relaciones con Moscú se han deteriorado notablemente en los últimos años.
Las disputas ya llevaron a un primer ministro a renunciar, ampliaron las divisiones de vacunas entre los estados miembros de la Unión Europea y provocaron una guerra de palabras con Moscú.
Una mayor aceptación de la vacuna en el bloque es una medida de la alarma por el lento despliegue de la campaña de vacunación liderada por la UE y podría equivaler a un golpe de poder blando para el Kremlin.
Sputnik V no ha sido autorizado por el regulador de drogas de la UE, pero ya se está utilizando en Hungría y Eslovaquia, y ha recibido el respaldo de algunos políticos y funcionarios de salud en Alemania e Italia. Austria dijo esta semana que estaba en conversaciones con Rusia para comprar un millón de dosis. El martes, el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, discutieron una posible cooperación en materia de vacunas en una llamada con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Pero muchos funcionarios europeos han descartado el disparo. Thierry Breton, el comisionado de la UE que supervisa la producción de vacunas, ha argumentado que la UE no necesita la vacuna rusa. Otros funcionarios han expresado su preocupación de que Rusia esté usando sus vacunas para obtener una ventaja geopolítica en el extranjero. Mientras tanto, la capacidad de producción de Europa se destina principalmente a vacunas occidentales, lo que deja poco espacio para el Sputnik V.
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